Para entrar a la casa hay que pasar por el jardín lleno de madreselvas, geranios rojos, hortensias y crotis de colores mixtos que adornan el borde del camino de piedras marrones y gordas.
La casa es de madera, pintada toda de azul, ventanas de vidrio cuadrados en marcos de madera, todas blancas. El techo rojo, precioso, acompaña a los geranios que bailan en las macetas de entrada.
Al terminar el caminito de las piedras gordas, se suben tres escalones, dan al hall, que rodea toda la casa. El piso tiene un sonido particular....como grillos con violines. Cuatro hamacas penden de los ganchos y chirriando al compás del viento. La brisa salada humedece el suelo y los barandales en X. Milo, siempre está acostado a un lado de la puerta, en la alfombrita que antes decía "Bienvenidos". Casi siempre la puerta principal está abierta y solo la puerta de malla metálica cubre la entrada.
Adentro, la sala está decorada con naranja, morado y rojo, una lámpara indú, da el ambiente con el color tenue de su encantadora luz. Mesitas bajas con velas, aroma a pachulí, buena música de fondo, dos gordos sofás, las butacas, la alfombra.
En la mesita ratona de centro hay una canastilla tejida en hoja de banano, plana con piedras blancas y verdes redondas de la playa de "Los Frailes". Junto a ella un jarrón con flores frescas. Debajo tres libros, "La obra de Frida Khalo", "Recetas del Mundo", "Las Mejores Fotos de Navios y Galeones".
No hay ceniceros.

El comedor es grande, una mesa de tablones, con doce puestos, antigua, pesada. Sillas talladas. Sin mantel. En el centro una fuente de cristal azul cobalto, con frutas frescas de la temporada. Sobre la mesa, cuelga una lámpara de hierro forjado, preciosa.

Lo mejor es la cocina. Los blancos mesones, gigantes, expandidos. Llenos de platos deliciosos esperando a los comensales. Una fuente con camarones al ajillo, decorada con rodajas de lima, una montaña de pulpo con calamares, pescado encocado, acompañado de arroz blanco. Hay langostas a la mantequilla con hierbas, conchas asadas, ostras gratinadas a la parmesana. Frutas, postres y demás. Luego llegarán los platillos de los invitados.
Junto a la sala está el bar, bien surtido para todos los gustos. Cerca está el sillón que se extiende a lo largo del ventanal que da al mar, se puede ver el final del acantilado y la brisa deliciosa entra pèinando la noche que empieza.
Junto al piano está una mesa, donde depositaremos los microcuentos.
Cada uno acomódose donde le guste, dónde se sienta cómodo. En la terraza, en las hamacas, la salita o el sillón, en los barandales o en los columpios del jardín.
Los que quieran ayudar en la cocina, síganme. Unos ayudantes para el bar, por favor.!!
Mira allí llegó alguien, trae una botella de Pisco........ponla allá, en el bar!! ...........tu microcuento en la mesa por favor. Porfa, cambia la música..........
!!!!!!!!!Seguro esta va a ser una gran noche!!!!!!!