No todos los días uno empieza con el pie derecho, esta vez fue con el izquierdo. Si bien no era tácito mi mala fortuna si lo era mi cuerpo pateándome por culpa de un virus, el de un fuerte resfriado. Tuve que regresar a casa y darme un descanso. Pude dormir por cerca de cinco horas y fue hermoso: soñé que estaba sano. Cuando desperté fui hacia mi máquina computadora, la prendí. Vi que todo estaba normal. No había muchos correos. Fui a visitar al Messenger y encontré a mi amigo de siempre. Le saludé y le pedí si podíamos iniciar un nuevo dialogo. Dijo que si.
- ¿Y cómo te ha tratado el día?
- Mal, quiero morirme, anoche soñé que mi hija caía a un abismo junto a mi lado, y cundo llegamos al final, ella me abrazó y me dijo que quería verme muerto. En eso desperté. Tuve ganas de coger una pistola y reventarme los sesos, pero no tenía un arma, así que fui a la farmacia y pedí medicamentos muy fuertes, de esos como para tumbar elefantes. Me los negaron, me pidieron una receta. Me puse triste. Tuve ganas de llorar y lloré delante de la señora que atendía la farmacia. Tuve suerte pues ella se apiadó de mi estado. Me preguntó mi nombre y me dijo que conocía a mi madre. Me vendió los medicamentos pero, por esa gentileza, no me los metí al cuerpo. Tenía ganas de matar, golpear a alguien. Vi a un muchacho de quince años, bastante fornido y le dije que era una mierda y que le iba a dar una golpiza. Me dijo que si estaba loco. No terminó de hablar cuando le cogí del cuello y lo tumbé, y con él allí, en el piso, me desahogué. Le di duro y parejo hasta que sentí que su cuerpo no se movía ni gritaba. Me detuve y vi sus ojos sin expresión. Me asusté y fui corriendo hasta mi casa y aquí estoy, encerrado en mi cuarto, con la computadora encendida, esperando que vengan a buscarme, pero no vienen… ¿Crees que vendrán a buscarme?
- Es muy probable… pero, ¿estás seguro de lo que me estás contando? ¿Has matado a un muchacho que jamás has conocido?
- No lo sé… De repente no está muerto y tan solo lo he dejado allí, tumbado en el suelo, o quizá, todo esto lo he imaginado y no he salido ni siquiera a la calle… No lo sé amigo, estoy confundido, muy confundido. Pero, si algo es verdad eso es que me siento tan triste, tan aburrido que quisiera estar muerto, totalmente muerto. La vida se me hace una tumba, una enorme, de esas que parecen montañas ¿Puedes hacerme un favor?
- Si, por supuesto, dime
- Necesito que me envíes una carta dirigida a la Sharapova, es una carta de amor en donde le pido que desearía verla, hacerle el amor, besarle su ano, sus piecesitos sudados después de un partido de tenis ¿Puedes ayudarme?
- Bueno, veo que aún insistes en las utopías, ¿no crees?
- No, nada que ver… ¿Te puedo contar un secreto, bastante íntimo?
- Dime
- Hoy fui donde un amigo a comer a su casa y mientras comíamos vi que toda su casa estaba llena de animales de todo tipo. Había perros, gatos, loros, sapos, monos, ratas, de todo tipo de animal doméstico. De pronto vi que los monos se subían encima de los perros y los montaban, mientras que con sus manos cogían a los loros y los hacían volar por toda la casa… Era terrible porque no me dejaban comer. Eso de estar tomando la sopa mientras te caen plumas y pelos de mono por todos lados es bastante feo, desagradable… ¿no te parece?
- No entiendo, ¿qué tiene de íntimo esta historia?
- Bueno, es algo íntimo de mi inconciente, ya que, en el fondo de todo, deseo morirme, ser como los monos, los perros y hacer las cosas sin sentir vergüenza de nada, ser, ser tal como soy, aunque en verdad, no sé lo que soy. Lo que mas imagino es que soy alguien que piensa demasiado, que está aburrido de vivir, y que deseo reventarme el cerebro, pero, ¿en verdad puedes enviarme una carta a la Sharapova?
- Bueno, puedo enviártela, con mucho gusto. Y, te confesaré que estoy resfriado, bastante resfriado, tanto que no puedo respirar bien… Por esto creo que voy a dejarte hasta mañana, espero que me puedas comprender.
- ¿Resfriado? Qué extraño, también estoy resfriado y me siento terriblemente mal. Quizá sea eso mi malestar y esté tan raro que te cuento tonterías que no tienen sentido, pero, hay sentido en la vida, qué tiene que ver el presidente con mi vida, qué tiene que ver dios con mi vida, nada, nada de nada. Todo no es mas que un baño, un inodoro, algo en donde entras y sacas toda tu mierda, jalas el bedel y ya. Limpio de nuevo.
- Te comprendo, en verdad, te comprendo, pero, es verdad que tengo que despedirme de ti. Espero que te recuperes, que te sientas mejor el día de mañana, y sobre todo, que no te sientas tan deprimido como ahora, o, como me cuentas. Cuídate por favor, la vida es muy corta como para sufrir, ¿no te parece?
- Puede ser, pero, así lo veo ahora… Quién sabe si mañana será diferente, espero que sí. Aunque, cuando me siento bien, es aburrido. Todo bien, todo, es como si las flores fueran todas del mismo color, o la gente tuviera los mismos nombres, color de pelo. Aburrido, eso es, algo así…
- Hasta mañana…
- Nos vemos y descansa, cuídate, y, si sabe las dirección de la Sharapova, me la mandas… ¿si?
- Correcto
- Gracias
- Por nada
Apagué la computadora, bajé a tomar algo caliente y encendí la televisión. Estaban dando un partido de la Sharapova. Sonreí y cogí un lapicero para anotar la dirección de la hermosa tenista...
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