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Inicio / Cuenteros Locales / funebrero / Lo que le pasó a mis primos. (Una historia absolutamente real).

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- Bueno, che, que tengan un muy lindo viaje, y gracias por la visita, eh..? Chau, suerte..!
Mis primos hermanos Rafael y Marcos (hermanos entre ellos), habían pasado el fin de semana en casa, aquí en Santa Fe.
Y ahora partían en el Hyundai Galloper de Marcos hacia Paso de la Patria en Corrientes para pasar una semana entera de pesca.
Esta despedida ocurría a las seis y media de la mañana del día lunes 21 de agosto.
A las diez de la mañana sonaba el teléfono de mi casa.
Era evidente que las cosas no estaban sucediendo como se habían programado.

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- Qué pasa..?, frenaste de golpe..!
- No. No frené de golpe, boludo-, le contesta amablemente Marcos a Rafael. – Algo le pasó al motor.
- Qué cagada, qué le habrá pasado..?-
- Seguro que un problema eléctrico-, opina Marcos que, la verdad, conoce tanto de mecánica como yo de clonación de insectos.
La cosa es que tuvieron mucha suerte. Este percance ocurrió en plena ruta, cerca de la localidad de Cerrito, a unos 30 Km de Paraná y a 60 Km de Santa Fe.
Pero justo ahí, a menos de 200 m, había un taller mecánico.
Bueno, en realidad una buena y una mala.
La buena que el taller estaba ahí no más, y encima, a pesar del feriado aquí en Argentina por el día de San Martín, estaba abierto.
La mala es que el mecánico entendía de Hyundai tanto como Marcos de mecánica, o sea como yo de clonación…
- Hagamos una cosa, jefe-, espetó el mecánico con ese inconfundible acento entre-rriano,- metamos el auto aquí en el taller mientras conseguimos una grúa.-
- Listo-, dijo Rafael. - Le voy a avisar a Marcos que lo traiga-.
- Momentito... Pare un cachito, si me ayuda a correr ese Renault 12 que está ahí, hacemos lugar y luego vamos a buscar el Hyundai, porque lo vamos a tener que empujar…-
- Sí, como no, tiene razón. Lo ayudo.-
Todavía no había amanecido. El taller estaba oscuro. En los talleres mecánicos suele haber una fosa. En ese taller mecánico había una fosa. Sólo que el mecánico no le aviso a Rafael que había una fosa (porqué habría de haberlo hecho..?) Y Rafael ni se imaginó que justo ahí, al lado del Renault 12 había una fosa (porqué habría de haberlo imaginado..?).
El Renault no se desplazó un solo milímetro. Rafael, en cambio, se desplazó más de 2 metros (hacia abajo).
Si…, no la vió. Y se cayó, no más.
Ayaaaaaa….! Ayaaaaaa…!, La reputa que lo parió…! Ayaaaaaa…..!
Instintivamente el mecánico asomó su asustada cara por la fosa.
Parecía mentira, pero Rafael había ido a parar al fondo de ese agujero de mierda que se había, inesperadamente interpuesto entre él y el Reanault 12.
A pesar de sus más de 120 Kg de peso, y ante los desesperados gestos del mecánico, Marcos en tres segundos hizo los 200 metros que lo separaban del taller y se encon-tró con el cuadro de situación.
- Ayaaaaaa…!, Ayaaaaaaa…..! La reputa que lo parió…!, Ayaaaaaaa…!
- Desde que se cayó que no dice otra cosa, jefe…-, comentó el anonadado y estupidizado mecánico entrerriano.
- Y sí, más bien, no..?-

Tuvieron mucha suerte. En Cerrito había un hospital.
Como pudieron lo sacaron al caído del fondo de la fosa y lo llevaron al hospital.
Pero otra vez lo de la buena y la mala.
La buena: el hospital estaba a pocas cuadras del taller.
La mala: a alguien se le ocurre que en Cerrito, un día feriado, pudiera haber un traumatólogo de guardia…? Pues nó, no había.
- Y ahora..?-
- No sé. Por lo pronto lo llamo a mi primo-, filosofó Marcos.
Por esa razón es que a la diez de la mañana sonaba el teléfono en mi casa.

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- Mire don, no queda otra que llevarlo a Paraná-, agregaba el mecánico, evidente conocedor de la geografía de su provincia.
- Ayaaaaaa…!, Ayaaaaaaa…..! La reputa que lo parió…!, Ayaaaaaaa…!
- Con todo respeto, jefe, este es todo el vocabulario que tiene su hermano..?
- No joda viejo. Está así por esa puta fosa de su puto taller. Por lo menos haga algo ahora… Hay que llevarlo a Paraná, fenómeno, contamos con alguna ambulancia..?
- No.-
- ¿Y..?
- Ambulancia no tenemos, porque aquí en Cerrito no hay ambulancia. Pero sí tenemos una transportadora de pompas fúnebres.-
- ¡Pero la puta..!-
- No, pero es buena. Son responsables, no vaya a creer…-
- Además fosa…, ataúd…, je…
Al ver la cara y el puño cerrado del grandote de Marcos, el mecánico no atinó a hacer ningún estúpido chiste más.

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Apenas habían pasado las once menos cuarto y ya nos encontrábamos Graciela (mi esposa) y yo, en el Instituto de Ortopedia de Paraná.
No era un espectáculo precisamente agradable ver bajar a mi primo atado a una camilla, desde una transportadora de ataúdes.
- Ayaaaaaa…!, Ayaaaaaaa…..! La reputa que lo parió…!, Ayaaaaaaa…!
- Usted es pariente, señor..?- , me preguntó con toda educación el chico que con-ducía la morguera.
- Sí. Soy su primo. -
- Porque desde que salió de Cerrito que no dice otra cosa…-
- Y bueno-, atino a responder, - a lo mejor le duele…-
- Y para peor venimos a los saltos, porque entre las banquinas que tiene Paraná, y la suspensión de este vehículo que, la verdad, transporta más cadáveres que tipos quebrados, ni le cuento…-
Miro a mi primo.
La verdad es que me conmueve verlo en ese estado.
- Hola, Rafa..!. Qué te pasó..?
- Ayaaaaa…!-, y todo lo demás… La respuesta era demasiado obvia.

Doce y media del medio día.
Marcos, grúa mediante, había logrado llevar el auto con su pequeño problemita eléctrico a cuestas hasta Santa Fe, y lo había depositado frente a mi casa.
Con la misma grúa llegaba a Paraná.
Instituto Ortopédico. Las radiografías del caso. Internación.
- Qué hacés Rafael, cómo estás..?-, pregunta Marcos, su compungido hermano.
- Ayaaaaaa…!, Ayaaaaaaa…..! La reputa que lo parió…!, Ayaaaaaaa…! Cómo me duele carajo..!
El “cómo me duele carajo” sonó como música a nuestros oídos porque comprobamos que al menos había cuatro palabras que se habían agregado a su repetido vocabulario en las últimas cuatro horas y media.
- Y…, vas a tener que aguantar un poquito, que se yo…-
- Aguantar un poquito, aguantar un poquito, la concha de la lora...! Hubiéramos venido con mi Dodge milquinientos todo podrido ya estaríamos en Corrientes… Ayaaaaaaa…! Vos mucho Galloper, mucho confort y, Ayaaaaaa……! Mirá cómo estoy.
Graciela, Marcos y yo lagrimeábamos. Pero no tanto por el dolor del caído en la fosa, sino por la emoción de ver que, eso sí, de a poco, Rafael iba recobrando el carácter repodrido de siempre.
Mucho más no podíamos hacer.
No nos quedó otra alternativa que la de ir a almorzar al elegante restaurant Los Pipos y brindar, por supuesto, por la pronta recuperación del “aya me duele”, Rafael José.

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El día martes se presentó bien en Santa Fe.
Por suerte contamos con Service Oficial Hyundai.
Pero otra vez, lo de la buena y la mala.
La buena era esa. Que había Service.
Y la mala, que el responsable del taller salía ese día para realizar un curso de especialización en Buenos Aires. No podía recibir el auto. Lo que era lo mismo que no hubiera Service Oficial Hyundai en Santa Fe.
- Pero tiene suerte señor-, dijo el responsable del Service Oficial-, aquí a cuatro cuadras está el taller de Bambossi. El se especializa en problemas de electricidad.-
- Bueh… Menos mal. Vamos a lo de Bambossi.-
En Paraná, mientras tanto, la historia era otra.
Las radiografías y la tomografía computada no arrojaban nada raro. Pero el “ayaaa..!, me duele….! (ahora, al menos, sin el reputa que lo parió), seguía con toda su virulencia.

Para colmo de males el llamado telefónico a las siete de la tarde de Bambossi.
Porque…, qué les parece si seguimos con esta historieta de una mala y una buena..?
La buena. Bambossi es realmente lo mejor que tenemos en Santa Fe en lo que hace a problemas eléctricos de un auto.
La mala. El motor dobló tapa de válvulas, destrozó las cuatro válvulas, hizo pelota la tapa de cilindros, convirtió en viruta a dos de los pistones (a los otros dos, por suerte, solamente los agujereó), y torció las cuatro bielas. Eso sí, el cigüeñal, según Bambossi, quizá pueda salvarse.
Marcos no quiso ni pensar. Habló con Rafael, contó con su anuencia. Hizo el bolso y se tomó un micro para Corrientes. Total, qué más le quedaba hacer por acá..?
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- Qué lo tiró, che…, es verdad eso de que el hombre propone y Dios dispone, eh..?-
- Y sí… Qué lo tiró…
- En fin…
El profundo diálogo entre Rafael y yo transitaba más o menos por esos carriles, previo a su reinternación.
Porque la verdad es que como en Paraná no le habían dado pié con bola, el dolor seguía, por no decir aumentaba, ese día miércoles 23 de agosto decidimos internarlo nuevamente aquí en Santa Fe.
Por suerte él es afiliado a OSDE, quizá la mejor y más cara prepaga del país.
En estos casos, por ejemplo, le corresponde habitación privada en suite, con teléfono, televisión, lugar para acompañante y frigobar. Ah…, y alfombrada.
El único inconveniente es que en ninguno de los sanatorios de Santa Fe, contaban con habitación disponible alfombrada ni en suite. Ni tampoco con cama para el acompañante. De privada y frigobar ni que hablar.
La fortuna que Rafael estuvo pagando durante toda su vida para casos como este, le alcanzó apenas para una habitación exactamente igual que la de los viejitos jubilados del PAMI, con teléfono (al que no le funcionaban las llamadas salientes), y un televisor en el que se veía todo rallado.
- Pero, será posible, carajo..!
A Rafael comenzaba, otra vez, a aflorarle ese típico carácter algo díscolo que tuvo toda su vida…
Pero nuevamente la fortuna estuvo de su lado.
Eso fue el miércoles 23.
El martes 30, un día antes de darle el alta, lo cambiaron, al fin, de habitación. No sería en suite ni tendría alfombra, pero tenía frigobar y el televisor era una pinturita. Además funcionaba el teléfono.
De qué podría quejarse ahora..?

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Estamos promediando septiembre.
El Hyundai Galloper (el del problemita eléctrico), está en lo de Bambossi todo destripado.
Por lo bajo, cinco lucas y media le sale a Marcos el arreglo.
Respecto a Rafael, que ya está en Buenos Aires, una buena y una mala.
La buena: según la tomografía en Paraná y Santa Fe, no tiene quebraduras absolutamente de ningún tipo.
La mala: según la tomografía en Buenos Aires tiene quebradura de apófisis en cuatro de sus vértebras.

Arrivederchi..!, salud..! y vermouth con papafritas..!, como decía nuestro querido e inolvidable Tato Bores.


Texto agregado el 14-09-2006, y leído por 237 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
31-05-2009 Tragicomedia a todo gas. Muy buena. margarita-zamudio
30-09-2006 Es verdad que debemos esperar por tus escritos, pero........cuando llegan, llegan y de que manera!!!!!***** Aytana
14-09-2006 Y yo que me consideraba quemado, este se lleva el título, muy bueno el relato. somnium
14-09-2006 Jajajajaja, muy bueno cheee!!!. Ahora me pregunto yo...cómo mierda hicieron para descajetar el motor de esa manera??..., una historia real muy bien contada. Así es en la Argentina, no hay ambulancias pero servicio fúnebre...faltaría más, no vaya a ser que los muertitos se acumulen por todos lados no?? jajaja...saludos.. Kurmos
14-09-2006 Jajajajajajaja, pobre tipo!!!!!!! Lo de Osde lo sé, lo sé!!!! Me encantó este relato, qué de contratiempos, madre mía, claro, nunca hay que ser tan negativo, siempre hay "una buena y una mala", jajajajajaa. Bueno, para aliviaro un poco a tu primo, te cuento que no es el único que tuvo que pasearse vivo en una camilla porta cadáveres.... chantal-deveraux
 
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