DENTRO DE MÍ
Abro la libreta por la primera hoja que encuentra el azar y delante de mí comienzan a aparecer centenares de posibilidades, pero una, solamente una se refleja en ese instante.
La ternura de una caricia,
La soledad de un segundo,
La mirada que jamás pude ver,
O la sonrisa de un niño viéndose reflejado,
Miles de imágenes que podrían ocupar esas líneas, mientras mis letras acarician la hoja de papel.
Aunque muchas veces las palabras se vuelven contra sí mismas, las ideas se tuercen y lo que comenzó como una gran ilusión acaba siendo el peor de los desamores.
Pero así es mi mente desestructurada y confusa, más allá del caos reinante habita un alma y esa alma florece al paso de la tinta que derrama el bolígrafo cual llanto nocturno que desemboca incesantemente.
Sin esta sensación mi vida sería otra o ni siquiera lo sería.
Un instante donde no lo hay, eso busco y eso mismo encuentro aquí, delante del papel elegido por el azar mientras copula con mis ideas.
Expresarlo no resulta tarea fácil, pero darle forma me convierte en un artesano fugaz durante un breve segundo, justo en el momento que pongo el punto final me hace sentir padre, creador.
Ahí esta mi obra, mi vida, mi breve motivación escrita en pocas letras y expresadas en una precipitación de sentimientos que llenan un vacío allí donde nunca lo hubo, pero que siempre sentí.
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