La escena nos muestra a Joaquin, ansiosamente inclinado sobre Noelia, que reposa lánguida, sensual y sugerente en el sofá. La alfombra de piel, las paredes de madera, la araña rústica que pende sobre ellos dos, el fuego en la chimenea, la nieve que se ve caer en el bosque por la ventana, todo conspira para sugerirnos (quizás un poco excesiva y recargada la sugerencia, pero asi son las películas baratas sobre novelones berretas), el interior de una cabaña donde la pareja de marras disfruta de sus primeros momentos en soledad plena, después de un largo y tormentoso proceso de conquista, que no se muestra pero nuevamente como espectadores podemos hacer el pequeño esfuerzo de imaginarnos. Los labios de Joaquín exhalan apremiantes su aliento cálido sobre el rostro de Noelia, la toma se acerca, se acerca hacia esos rostros, hasta que toc! el acercamiento extremo de la cámara impacta sobre el rostro de Joaquín, que contrariado, mira al foco, el director grita "corten!" la toma se aleja, pero se aleja no como haciendo un zoom out si no como retrocediendo por dentro de la cámara, sale por detras, vemos la nuca del cameraman, es un efecto medio loco. Allá al fondo, adivinamos a Joaquín y Noelia que conversan y se acomodan para reintentar la escena, aqui en primer plano, el cameraman (se llama Werner, el nombre es alemán pero él no) charla con el sonidista, el tono de la conversación es casual, mucho no llegamos a oír porque el ruido ambiente es elevado, los de continuidad están volviendo a acomodar las cosas, algunos pican sanguchitos del catering, Werner le está contando a Segundo (ese es el nombre del sonidista), de sus problemas de pareja, de como siente que el fuego se ha ido apagando, medio tácitamente le está pidiendo consejo. Segundo duda por un... ok obviemos, no sabe si mandarse a fondo, al final le tira la onda, "probaste con otras mujeres", Werner le dice que no pero muy escandalizado no parece, Segundo pisa a fondo, "y que pensarías de que tu mujer esté con otro hombre", Werner se ve un tanto impresionado pero no mucho, al final bajando el tono de voz Segundo le empieza a contar a Werner de un club swinger que conoce, la cosa parece interesante, el plano se acerca, se acerca y toc! la cámara da sobre el rostro de Werner, que contrariado se da vuelta y lo manda a la mierda al sonidista Segundo (en realidad es sonidista primero). La toma vuelve a alejarse, pasando por dentro nuevamente (que bueno que está el efecto) de una segunda cámara que estaba tomando a estos otros dos pero ahora salimos como por un televisor, el televisor está en una gran tienda de articulos del hogar, perdido entre decenas de otros televisores, cada uno muestra escenas diferentes donde gente diferente vive vidas diferentes, tan diferentes que a medida que el plano se aleja parecen cada vez más iguales. Por fin nos centramos en Rodolfo, que trajeado espera en la puerta, a que llegue algún cliente, que alguno de los tantos transeúntes que pasan por la puerta se digne entrar y engrampe el plástico de su tarjeta de crédito en alguna licuadora (que antigüedad, "licuadora", es que Rodolfo es un cincuentón no puede dejar de pensar en esos términos), en algún plasma mejor, para que yo pueda pagar la cuota del crédito (la voz en off de Ricardo nos hace de hilo conductor de su pensamiento), mientras vemos su cara, cada vez más ceñuda, a medida que enumera mentalmente la lista de cuentas impagas y lo poco que va a cobrar de comisiones éste mes, maldita sea por pedir el cambio a la sucursal del centro si en la de Boedo estaba tan bien, en eso alguien lo llama de adentro, "Rodolfo!", al darse vuelta toc! estábamos tan cerca que nos choca, nuevamente fusión hacia atrás, la imagen retrocede y salimos por la pantalla de una computadora, donde estamos leyendo éste texto, Uds hipotéticos lectores o yo mismo que lo leo a medida que lo escribo, cuando digo YO soy yo o son Uds? YO el que lee, que estoy acá, y me da un poco de impresión, por las dudas no miro por encima del hombro, a ver si toc! me choco con algo.