“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido”
(Teresa de Jesús)
¿Por qué razón me nublas los sentidos
si en amarte, mi Dios,
está todo el sentido,
y en Tu fuego, arde mi llama eternamente?
Sonríen las palabras en su canto,
y las letras, traviesas, se confunden.
¡Es tanto el amor que las impulsa,
que asustadas, revolotean espantadas,
como blancas mariposas por mi pluma!
Tienen las letras
pecho de golondrina,
y en sus alas,
moja, en el corazón,
la golondrina, su pluma
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