Estoy hecho de materia pero no fecal; tengo materia gris en la mente pero soy un hombre alegre. Soy un solido inteligente pero un mortal al fin de cuentas. En materia de valores espirituales no tengo otro gobierno que no sea el timón de mi barcacha.
Antes de comenzar a escribir de en serio,
me agradaría, entre comillas, que la historia de este relato, le haga un lugarcito, para algunas reflexiones previas que de que otra manera no sabría como exponerlas.
La materia, en el sentido de material solido o gasificado, es finalmente, una suma importante de partículas moleculares agrupadas en un mismo cuerpo; que tal vez resulte ser una cadena montañosa o simplemente la muestra depositada en el vidrio del aparato llamado microscopio, destinada a estudiar la sustancia sobre el análisis final del laboratorio clínico. La materia es sólida, pero está sujetada a la relatividad de poder ser y no ser, de aparecer de improviso y de desaparecerse inexplicablemente ante la mirada atónita del testigo presencial ocasional; entonces amigos, por este motivo y algunos otros mas, es que hoy por hoy creo más totalizadoramente en la existencia Dios, que cuando sostenía como una creencia que lo material era lo mas importante de la vida.
-De que materia inmortal me hablan, si de esta mismísima piscina que tenemos enfrente, por dar un ejemplo preciso, apareció de golpe, salió caminando con la ropa seca una muchacha vestida como para escalar el monte Everest ¿De adonde vienen esos guantes?
Yo al instante, y como si la conociera de toda la vida, le adjudique el nombre Cintia; la llamé por ese apodo y ella se hizo cargo sin ponerlo a consideración volteó su mirada tierna hacia mi persona pues caminaba rumbo a la salida.
El día estaba nublado a punto de llover. Tenia que resolver un problema tremendo porque una de mis modelos está enferma de gripe y no podía asistir al desfile de la fecha. Yo por esto desesperado, igualmente intentaba cambiar el tiempo haciendo brujerías pícaras, porque tenia una Bikini a mano y quería ponérsela a toda costa.
Cintia es un tanto baja de estatura pero es bien bonita, y tranquilamente puede exponérsela en una pasarela de mostrar vestimentas.
Suponía que habiendo venido así de esa manera trascendental de otra dimensión desconocida,
que será el mismo cielo a no dudarlo, debería de tener un misión a cumplir, pero yo pensé en mi y trate de torcer, quizás, el rumbo de su destino.
Cintia habla correctamente el idioma como si fuera nacida en estas tierras, le propuse el reemplazo vacante y le ofrecí suficiente dinero en efectivo, un buen comienzo ¿No?
-Amigos, Cintia tiene como única misión, que es vivir entre nosotros e intentar ser feliz.
Recapitulemos. Cuando una persona que bien puedo ser yo mismo, se encuentra hablando en voz alta, en el sentido de improvisar una oratoria, de aplicar un discurso, hablando por hablar como quien dice, bociferando de puro canchero estudioso, e imprevistamente sueltas algo interesante de apuntar, como lo que luego pasaré a redactar para ofrecer un ejemplo acabado de lo que intento explicar, es como que no sabrías bien del todo, de adonde vino esa frase importante, e ingenuamente calculas que luego todo saldrá a pedir de boca sobre la pantalla; pero nada de eso ocurre finalmente, porque cuando se está ante el inminente compromiso de comenzar a escribir sobre un plano, pues no estamos como para picar mármoles con forma de letras, esas ideas que en algún momento elaboraste con entusiasmo, y que arrojaste al aire como margaritas a los chanchos sobre el helado silencio reinante, se da, en el sentido de problemática a resolver, el siguiente intríngulis, que tiene que ver con que, la importancia que le adjudicas a esa primer frase inicial que da comienzo al relato, es como que quizá, al sobredimensionarla demasiado, pues vale aclarar, uno esta ante un desafío de verdad, valorizas en demasía ese primer párrafo inicial a concretar, más el dicho entusiasmo que se agrega al instancia tan temida, y bueno, es algo que puede resultar paralizante, entonces no sabrías como contener la idea que explota por salir, por ende, no te decides nunca por adonde comensar a roer el queso; termina siendo una escritura silvestre que carece de un continente pues no alcanza a traspasar el umbral de tu mente.
También puede llegar a darse la siguiente cuestión, cosa, de que todo ese impulso expresivo decaiga parcialmente, ante la primera balacera disparada al aire. Digamos que y entre comillas, deprimido por lo abismal, en el sentido de visión general de las cosas, que inhibe la posibilidad de observar lo particular al mismo tiempo que lo denominado como abismal; calculamos que se dice, en el sentido de abismo que se interpone a lo propio; entre comillas, por este motivo, y como aconsejan los sabios, habría que cruzar las grandes aguas aun navegando en canoa.
Digamos, la primer frase y segunda también. Todas tienen este común denominador de ser difíciles de conjugar, de crear, pero la primera para mi gusto es la más complicada de todas.
Primera frase inicial prometida:
Quisiera exponer una idea que siento y asumo como propia que destacaría una actitud histórica positiva a considerar bajo cualquier punto de vista con que se la juzge y que tiene que ver con una visión del pasado que acuño como monedas de oro en el corazón y que no puedo dejar de mencionar sobre este bendito partenón: Si los habitantes que poblaban el continente americano antes de la conquista europea, no hubieran tenido igual interés que el conquistador en saber sobre esa nueva cultura que arribaba, ningún navegante hubiera podido regresar a de donde partió. O sea, la curiosidad mata al hombre en cualquier parte que sea. Las culturas Aztecas, Mapuches, Guaraníes, etcétera, fueron receptivas y muy buenas con el conquistador español.
En este libro que ya llevo escrito, lo que intento es transmitir fielmente lo que ocurre adentro de mi mente. Es difícil, por no decir imposible, tener vivencias importantes a toda hora, por eso es que evito esforzarme en tratar de contar mi vida, aunque claro, me cuesta horrores evitarlo pues mi destino ocupa su lugar en el alma, digamos que exploro mi nivel consiente y lo traduzco en palabras, deseo ser fiel amigo de mi forma de ser.
Yo cuando rezo gravo lo que digo, para después reproducirlo a todo volumen en la esfera del hogar, trato de realizar como un monólogo extenso en voz alta, de donde obtengo una verborragia poco común, pues en realidad no soy muy hablador que digamos, calculo que traspaso algún tipo de barrera emocional que me transporta a un estado de claridad mental esquicito, porque otra explicación no encuentro; es sorprendente de observar, la capacidad de hablar sin pausas y sin prisa que tengo cuando me comunico con el señor todopoderoso.
Tengo guardadas cintas con grabaciones de dos y tres horas corridas hablando como un ángel.
¿Si todo lo que existe es parte de tu propio cuerpo, entonces, el amor que sientes por todos nosotros es amor a ti mismo? ¿Como no vais a sentir soledad entre tanto ego?
Olvida esa desazón que te provoca el corsé que sujeta tu paradoja existencial, la de ser la parte, el todo y el asador al mismo tiempo; resígnate a ser quien eres.
Bien, hoy no es día de rezo, ni de grabaciones. Este espacio, propicio para la poesía y el cuento, pero donde estoy escribiendo sin pensar demasiado, estará dedicado en parte, al amor que siento por la luna, ese astro tan conocido por todos, pero esto finalmente, servirá como de excusa, para poder divagar un poco, en el sentido de filosofar sobre distintos temas de la vida misma.
Pienso que Dios debe sentirse solo, pero a la vez, ciertamente acompañado del amor de todos nosotros, pues no es tonto, incluido los astros que tienen vida propia. Personalmente pienso que yo soy una cosa indivisible, difícil de domar, de carácter omnipotente, entonces, me dirijo a él como si fuese un ente solitario y único, con suficiente autonomía de autoridad, o sea que nada tendríamos que envidiarnos en materia de sentirnos abandonados, solos, a la deriva como quien dice. La compañía de alguien apreciado a nuestro lado, se hace necesaria como el aire que respiramos.
Yo no soy una parte más de tu cuerpo, porque yo naci de un repollo, porque soy de acero y tengo un alma mía que nada tiene que ver con las del resto de los mortales, un alma que logro escapar de la prisión que es tu cuerpo, pero yo soy tú dueño y tu amo.
Viejo, es mas comprensible creer, que un hombre común como lo soy yo, sienta, existencialmente hablando, que el universo es como una parte de su cascarón, que todo lo que existe son tripas de mi panza, y no que tú eres un asno que carga con las maletas que son como lombrices vivas sobre la montura.
Para mí es una obligación quererte, adorarte, y amarte, es un deber que no puedo permitirme sortear, no siento vergüenza en decirlo a boca de jarro, repitiendo una y mil veces lo mismo, te amo, te amo, te amo.
Bien, esto fue un poema tres estrellas, donde se puede apreciar como suelo rezar en voz alta; pero que en parte, dedico a la luna porque hoy ella esta presente como nunca. Soy un hombre que camina solitario entre los hombres de este planeta, y la luna me quiere, en el sentido de querencia, de cariño, de amor de pareja. Son muchas las veces que me siento algo loco conversando solo en la noche pero ahora mis palabras están dirigidas a ese ser, que es la luna, y que tanto amo. Siento como que mi sexo penetra un cráter de su superficie, y que mis manos acarician su arena blanda. Acepto animosamente esta rareza de estar enamorado de un astro en especial; cualquier mujer que me tome como marido, deberá tener que aceptar de buen animo, este amor especial que tengo por la luna, mezclado con la amistad que sostengo con Dios, especialmente cuando rezo diariamente como comunicándome; y el resto del tiempo, claro, ambos deberemos de poder soportar, pernoctar por las noches con la grabación de mis plegarias puestas a todo volumen en el emepetres, y con una esfera redonda de energía cósmica acurrucada entre nosotros virtuales dos.
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