La vida es como una escuela a la que todo mundo asiste lo quiera o no, algunos como es de esperarse pasan todos y cada uno de los exámenes requeridos, hay unos que aprenden la lección mientras que otros hacen caso omiso a todo.
Mis compañeros catalogan mi caso de “imposible” voy a pasar esta escuela con el mismo concepto de siempre, ustedes saben “la que nunca progresó”.

Mi única posesión es el arte de amargarme la vida

1. Creo mis propios problemas, si no tengo bastante con los míos, asumo los de los demás. Esto es solo una forma de huir de la realidad y de mi misma. Lleno mi vida de complicaciones reales o ficticias, también procuro dar mucha importancia a los sucesos negativos.
2. Yo tengo la razón. Para hacerlo pienso que todo es blanco o negro y solo existe una verdad absoluta, la mía. Rechazo por norma lo que me digan los demás, incluso cuando me pueda aportar algo positivo.
3. Vivo la obsesión. Es genial para esconder la cabeza ante las dificultades diarias.
4. Pienso solo en el futuro, me conformo con lo malo conocido y no pruebo lo bueno por conocer. Me torturo pensando en todo lo malo que podria ocurrir dentro de unos años.
5. Nunca me perdono. Si es difícil perdonar a los demás, perdonarme a mi misma es mucho más complicado, así que no me esfuerzo en conseguirlo. Pienso que yo soy la única responsable de lo que me ocurre y jamás creo que hay situaciones que escapan de mi control.