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Recuperando los naranjas.-


Tal vez, todo comenzó ayer, cuando estaba apática y descreída. Siempre tienen que haber ayeres grises para poder disfrutar de los posibles naranjas de los mañanas.
Te esperaba en la esquina de Corrientes y Reconquista, después de tantos años de desencuentro. Sentía algo de miedo y vos lo prolongabas con tu impuntualidad.
No quería fumar pero fumé. No sabía bien qué hacer conmigo y la ansiedad por tu demora.
De pronto, apareció Carlos.El de la compañía de Couriers privados.
¿Nunca te pasó saber que alguien te quiere, aunque nunca te lo haya dicho?.
Bueno, Carlos me saludó con un beso de esos, de los “te quiero aunque no te lo diga”. No fue de esos besos al aire, de los que hacen un chasquido como una P y se pierden por ahí. Fue solo para mí, en mi cachete.
Venía con una hoja de ruta. Sonrió, me abrazó fuerte mirándome a los ojos y luego , el beso.
Lo que vino después, no interesa. Él se fue y vos seguiste insistiendo en ausencia.
Mi temor al encuentro crecía y mis ganas se achicaban.

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Como esas extrañas energías que a veces se nos cruzan, algo me hizo alzar la cabeza y cruzar Corrientes con la mirada. Directo hacia la parada de taxis. Fue así de simple. Una fuerza que te levanta el mentón, un dedo que te dirige la nariz y allí te veo.
Caminabas decidido y apurado hacia un taxi.
Me invadió un calor súbito. ¿Adónde te ibas a ese “deshorario"?.
_Cómo me gustás _, pensé sin perderte de vista.
Y debió ser el mismo dedo invisible, que te detuvo en seco y me señaló al otro lado de la Avenida.
Desde enfrente me hiciste una recta Este-Oeste, me sonreíste y me saludaste apasionado con la mano, el brazo y todo el resto. Si alguna vez escribiera algo sobre vos, no sería tan naif.
Mi alboroto interno te lo firma con documento y aclaración.

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Estas pequeñas cosas, empezaron a pintar mi tarde de naranjas. Y como una acuarela intrusa de otro tinte, te decidiste a llegar.
No puedo mentirte Esteban.Le duele al resto de cariño que siento todavía, pero no puedo mentirte.
No puedo mentirme.
Te vi tremendamente viejo. No mayor, mayor ya eras. Digo viejo. Veinte años se te habían sumado de golpe, en una columna vertebral vencida que no podías disimular.
Ayer, cuando todavía me impactabas, te miraba pero no te veía. Hoy te vi.
Caminabas exageradamente erguido y tu frente estaba tallada de preocupaciones y tiempo.
Y aunque después conseguimos recuperar algo del clima, me sentí infinitamente lejos. Yo ausente ahora, vos como avergonzado de que nos vieran juntos.
Mi inaugural anaranjado, era incompatible con tu gris impreso.

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Cuando nos despedimos, ya era noche.
Crucé la Plaza San Martín, engalanada de luces, risas y fuentes. La caminé lento. El fresco se colaba por mi campera, abriéndome a nuevas esperanzas.
Me confirmaba crudamente, que” él” no eras vos.

En el tren, me sorprendieron otra vez los grises. Siempre me visto de ese color cuando cierro una puerta. Me dejé mimar por el movimiento monocorde y apático del vagón. Entrecerré los ojos y se me apareció la sonrisa de Manolo, despertándome pasiones adolescentes desde la parada de taxis.
Dormí mal. Pedí despertar con ojos nuevos, para ver diferente las cosas viejas.

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A la mañana, salí para el trabajo. Me vestí liviana, como para sentir el frío. Sí, para sentirlo dije.
El colectivero era nuevo y nos preguntaba las calles. Manejaba rápido.
Me bajé en Rawson dispuesta a disfrutar las cuatro cuadras que me llevaban a la estación.
Las veredas se habían vestido de hojas ocres y amarillas, otras más resistentes, seguían en las ramas. Y me sentí un árbol otoñal. Me había desprendido de lo muerto.

La sirena del tren apuraba, pero no me apuré.
Tres hombres charlaban alegres a mi lado. El “Señor” ciego repetía su rutina.
_Muy buenos días señores pasajeros.
Digo “Señor”porque no es uno más. No manguea, vende. No la juega de víctima. Siempre sonriente, respetuoso, cálido. Digno.
Porque si presto cruda atención, todos los que pasan pidiendo se cuelgan diez disfraces.
Resulta que son ciegos, pero además se simulan mancos y hablan como tarados. Y si pueden, también se cuelgan un cartel de Mudos, tienen SIDA y son veteranos de Malvinas.Así, desfachatadamente todo junto.
Como aquella gorda de mejillas rozagantes y peinado de peluquería, que hace unos años pasaba su _Una monedita para un poquito de pan..., poniendo voz de Heidi.Siempre quise preguntarle, si alguna vez había visto fotos de chicos desnutridos.
Como nadie le daba un mango, cambió el disfraz. De pronto apareció Sordomuda.
Y cuando descubrió al Señor ciego y vio que la gente no era imbecil ¡Apareció con bastón y los ojos en blanco! _Una monedita para esta no-vidente.
Sonreí recordando el día en que me di el gusto y le susurré.
_Carajo, que hoy no ves pero te volvieron la voz y las orejas.

Un solcito tibio, se va colando en el vagón. Me siento bien. Voy recuperando los naranjas.-

Texto agregado el 13-09-2006, y leído por 293 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
16-11-2006 Naranjales cargado de farolas ¿verdad? Oye, qué bien te sienta este estilo, fluido, entretenidísimo y lleno de imágenes potentes y poéticas. Sin líricas haces de un instante que éste se sublime y llueva y truene pero con tremendo solazo. Una belleza este relato, y un siempre querrá más si sigues en este tren... venicio
21-09-2006 Qué delicia! Siempre me sorprendes gratamente con esas historias que en boca (o en manos) de otros sonarían a chisme de barrio, pero en ti llevan impregnada la magia de lo cotidiano hecho milagro. Un beso fresco como jugo de naranja para ti solita. luisjo
17-09-2006 Me encanto!!*5 terref
16-09-2006 Excelente manera de revestir de arte las cosas cotidianas y de volver personajes hasta a los mendigos. Felicitaciones, eso es escribir, revestir de fantasía la rutina, pintar de arcoiris la niebla y estirar un sentimiento hasta que nos alcance a todos. zepol
13-09-2006 EXCELENTE NARRACIÓN. BESOS****** lagunita
13-09-2006 Excelente, Moni, bien "naranja". chantal-deveraux
13-09-2006 mony, se que parezco un disco rayado, pero es que sos genial! a veces pienso como media hora en que voy a comentarte... y siempre termino en lo mismo... sos una genia! Tus historia llegan, porque son reales... y logras con una facilidad increible identificar a todos tus lectores. Miles de estrellas para vos. lau. aruald
13-09-2006 Sos Excelente!!! no encuentro otra palabra para definir tus escritos, es un placer leerlos porque son historias de vida, de la vida cotidiana. Besos y estrellas. Magda Gmmagdalena
13-09-2006 Naranjas y estrellas para tu relato que se viene con un solcito tibio en las letras y en el alma. FaTaMoRgAnA
13-09-2006 excelente narración.***** kucho
13-09-2006 Copados relatos, re flasheros mrfloyd
 
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