No, no existe la seguridad, querida mía
sería un arrogante si pensara en ello,
los besos no se hipotecan en tanto el viento
remonte el vuelo furioso y te lleve lejos.
Hasta la más dulce caricia puede trocarse
en la más insurgente de tus pasiones,
te puedes ir mañana si lo deseas
puedes romper los lazos en un instante,
los juramentos se quiebran como una espada
que mal templada y herida, se parte en dos.

Los besos más dulces pueden agriarse
puedes cambiarlo todo con un solo gesto
así como cambia el día, ahogando soles,
así como de repente cae la lluvia
así pueden ser las lágrimas de despedida
después de una noche plena, en que felices,
nos juramos amor eterno en el tibio lecho.

No puedo sentirte mía mientras exista
la faceta más cruda del corazón tuyo,
puesto que hoy late en tu pecho, desenfrenado
y mañana puede repicarnos un epitafio,
no, no existe seguridad querida mía
ni juramentos, sino dos almas que apuestan
a ser felices, sin que ninguna nube oscurezca
este amor tan puro que nos brilla dentro…