Cuando la pena arrincona
al llanto que ya no existe,
surge cual centella
de incandescentes rayos
la fuerza de la existencia
de un Dios solitario,
que en diáfano camino
guía al existencial
ser humano
que perdido en naturaleza sórdida
extravio su destino...
buscando un amor prohibido
Texto agregado el 08-09-2006, y leído por 172
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