1.
-Adelante, siéntate donde encuentres lugar. Está lindo el día, ¿eh?. Tengo frío, hace calor pero tengo frío. Curioso. O no tanto, le pasa a todo el mundo. Estoy verborrágico. No me puedo contener, hace días que no hablo con nadie. Creo. No entiendo porqué.
-Gracias por recibirme, hace tiempo que quiero una nota con usted, quisiera hablar de sus comienzos en la escena under del país, de donde son sus influencias…
-Carajo, te contaré lo que pueda. Te entiendo, entiendo lo que preguntas, pero no tiene nada de nuevo. Tengo frío, ¿te lo dije?, pero hace calor afuera. Curioso. Disculpa, no tiene sentido lo que hago. O más bien, no tiene coherencia. Siéntate ahí, corre los discos a un lugar donde no te molesten. Podes sentarte encima de esos diarios viejos. Tengo hambre. No tengo comida. Creo que queda algo, ¿quieres que te traiga algo? Voy a salir a comprar algo
El hombre se sentó, como le fue indicado, donde pudo. Las pilas de revistas y de discos que parecían nacidas del suelo inundaban la casa, estaban en todas partes. La casa no parecía acogedora, eran toneladas de material por todas partes, buscando sin encontrar un lugar donde quedarse quietos, pero siempre serían movidos de acá para allá, inevitablemente. La casa era muy parecida a un organismo vivo, con movimiento, energía y vida propias.
-Me gustaría empezar, sino perderemos demasiado tiempo y yo tengo que irme para pasar lo que pueda de la entrevista, la revista sale la semana que viene.
-Siempre pensando en el tiempo. Me acuerdo que una vez hace ya mucho tiempo me preocupaba el tiempo. No sé que pasó, creo que lo perdí. Tuve el tiempo en mis manos y lo perdí. Supongo que me asusté. Tengo hambre, pero eso ya te lo dije ¿no?. Mis amigos hace tiempo que no los veo. Dudo que hayan sido amigos mios. Es más viejo, dudo que existían, ¿eh? ¿Qué te parece? Jaja.
-Si quieres te traigo lo que necesites de afuera.
-Si, bueno, el sol me hace mal a esta hora. Creo. Traeme algo para fumar, y algo para comer, y traete lo que quieras para ti. Acá tienes un poco de plata. Toma. Lleva un poco más por las dudas, nunca se sabe cuanto puedes necesitar. Colgada del puente la encontré, perdida en sus sueños corroídos como el metal del que colgaba su cuerda.¿Qué te parece chico? Le veo potencial, tengo que tirar acordes encima de todo eso. No puedo perder esa frase, anotala por mí,. No puedo perder esa frase. Esa frase. Pierdo los detalles con facilidad.
-Ya vuelvo con la comida, no demoro, ¿algo que quieras en especial?.
-Si encuentras mi alma tirada por ahí, traela para acá, que la ando necesitando.
Esos destellos de claridad asustan, eso pensó el hombre mientras salía por la puerta. Esos destellos de claridad son dignos de un grande que no sabe lo que se tiene entre manos, dignas del más loco de los cuerdos, y dignas del más imbécil de los hombres. Nada tiene sentido ahora, y nada tendrá sentido a partir de ahora.
-Ah, volviste. ¿Tocaste antes de entrar?.
-Si, no atendiste, así que pasé, nos sentamos a comer por ahí.
-Ya, que dejo esto y voy. ¿Qué era que te había dicho que trajeras? . Colgada del puente la encontré, perdida en sus sueños corroídos como el metal del que colgaba su cuerda. Siempre se puede mejorar. Siempre se pudo mejorar.
-Dale, que comamos, que se hace de noche, y se nota que necesitas comer, y dormir un poco.
-No tengo sueño. Hace tiempo que no tengo sueño. Sos un completo desconocido, no me trates como un viejo amigo. No sé donde están mis amigos, ¿los viste? Los necesito. Creo. Últimamente está todo demasiado entendible. Me gustaba la ignorancia, uno se sentía protegido sabiendo que jamás abandonaría el capullo. El tiempo que se pierde no se encuentra. Yo ando buscando ese tiempo perdido.
-¿Eso significa que estás buscando al Floyd perdido? ¿Al que no sabía cómo hacía lo que hacía, solo sabía cómo hacerlo? Porque eso sería interesante, incluso desde un punto de vista psicológico.
-Yo no busco el pasado. No tengo pasado. Soy el presente. Ese chico del que hablas, debe ser alguien más. Yo siempre supe qué quería hacer. Ahora me acuerdo de mi madre en la cocina, con su vestido amarillo, y con la luz sobre ella mientras se sentaba en la mesa mientras tomaba el té. Me acuerdo de cómo se le caía un mechón de su cabello por encima de su ojo derecho. No entiendo porqué recuerdo eso. Está muy buena esta hamburguesa. Creo. Hace tiempo que perdí la noción de lo bueno. El sol me molesta, no corras la cortina. ¿Es todavía de día?.
-No, ya está anocheciendo, y el sol no se ve por la gran tormenta que nos rodea. Es curioso que recuerdes a tu madre ahora, considerando los conflictos que tuviste con ella hace unos años, la prensa amarilla te comió vivo por ello.
-Si. Todos quieren un pedazo cuando tienes algo que no les pertenece. Cuando yo era único, todos quisieron un pedazo de mí. Como ahora deben querer un pedazo de ti. Como tú quieres un pedazo de mí. Te lo vas a llevar solo si me quedo con algo tuyo. No tengo sueño, hace tiempo que no tengo sueño. Perdida estabas, buscando repetir ese dulce amanecer que nunca pudiste encontrar de vuelta. Las letras explotan en mi cabeza. Atraviesan en todas las direcciones, es necesario ubicarlas y escupirlas. Todos se llevaron un pedazo de mí y quedó demasiado poco para mí. No creo que sea que les haya dado demasiado. Creo que les dí lo que nunca les debí dar. Perdón si no encuentro la coherencia, me cuesta mucho concentrarme últimamente.
-Tu reclusión auto impuesta fue algo que nunca quisiste explicar. Ya ha durado más de dos años, ¿Qué has encontrado en todo este tiempo?.
-Nunca busqué. Creo. Me haces dudar demasiado. No entiendo que estamos haciendo acá. Supongo que el viaje nunca lo hice. Estás perdiendo el tiempo, yo perdí mi tiempo. Ya tuve mi oportunidad de hacer las cosas bien. Tú tendrás la tuya a tu tiempo. No pierdas la inocencia, yo me acuerdo de cuando tuve inocencia. Aquellos fueron los buenos tiempos. Estar por debajo de todos tiene sus ventajas.
-Bueno Floyd, me voy, vuelvo mañana, ¿te parece?
-Si. Como sea. Perdón, pero no me has dicho tu nombre.
-Mi nombre es David. Pensé que te lo habían comunicado cuando les pedí para hablar contigo.
-¿A quién les pediste?. Bueno, ni me contestes. . Perdida estabas, buscando repetir ese dulce amanecer que nunca pudiste encontrar de vuelta. Perdida estabas, buscando repetir ese dulce amanecer que nunca pudiste encontrar de vuelta. Perdida estabas…Hasta mañana David. O Floyd. Estoy perdiendo el quién es quién.
-Tú siempre dijiste que nunca hay dos personas en una conversación, siempre hay una sola, de repente eso se aplique a nosotros también.
-Si. Supongo. No tengo sueño hace semanas. Pero me voy a recostar. Nos vemos mañana. Pasa sin tocar. No me despiertes, esperame. Mi cuerpo suele avisarme si hay alguien más en la habitación.
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