Hoy me desnudé ante el espejo, me miré a lo ojos, el tiempo se detuvó y viaje por mis entrañas,
recorri a detalle el vestido de mi alma y observé por un segundo el aspecto andrajoso
de mis pensamientos posesivos, prágmaticos asesinos de conciencia, cárceleros inauditos.
No era libre estaba atada, amordazada, humillada, golpeada, condenada, a los principios que ni siquiera eran míos, a la razón que bebia de mis viceras, a la creencia que yo era la víctima.
Me ví desnuda y no me reconocí, no era libre, no era yo aunque por dentro gritaba mi nombre original, me condebaba el delito, mis asesinos, los recuerdos, y las huellas de los besos que me ataron llevando mi cuerpo al martirio de la culpa.
Atrincherada espero la sentencia por haber asesinado la cordura bendita... llamada "LIBERTAD".. el único amante que debí esperar.
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