Capítulo segundo: El aprendizaje


Ya llevaba bastante tiempo con esa mujer. Todo el tiempo que estuvo allí fue un largo aprendizaje, donde aprendió el arte de la lucha, pero también normas de cortesía, protocolo, política, pero sobretodo aprendió el significado de un vampiro. Aunque mientras estuvo allí hubo un problema que no logró resolver.

Seguía sin saber que sentir hacia su protectora y maestra, una parte de el la odiaba por haberle privado de poder volver a ver la luz del Sol, por transformarle en un monstruo y alejarle de todos a los que amaba. Pero la otra parte estaba profundamente agradecido por la oportunidad de ser un ser superior, de tener una vida eterna y diferente. Algo dentro de el se rompió en el instante en que descubrió que jamás lograría solucionar ese problema. Su mente se quebró como el espejo que noches atrás resbaló para morir en el suelo. Quedó dividido en dos pedazos enfrentados entre si, por un lado su odio hacia su maestra reflejada en su antigua personalidad humana y por el otro lado su parte que agradecida y nuevo ser vampírico.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el fuerte impacto que le propinó su maestra con su sable. Su espada no era rival contra la velocidad y destreza que poseía su maestra con el sable. No podía seguir a la defensiva, siempre se había considerado un buen luchador con la espada. Paso al ataque. Tras bloquear un ataque alzó su pesada espada y la dejó caer con todas sus fuerzas contra su rival. Poca gente podía bloquear un golpe con semejante fuerza, pero ella lo hizo sin problema alguno. Hizo más fuerza para intentar quebrar su defensa pero ella más lista apartó su sable y se deslizó más rápido hacia un lado y antes de que se diese cuenta su sable ya estaba apoyado contra su cuello.

- Estás muerto –dijo Amber. Ahora ya sabes porque una espada no puede contra un sable manejado por un vampiro. Los vampiros no luchan con la fuerza bruta, su mejor arma es el sigilo, la destreza y la velocidad. Nunca podrás vencer a nadie con esa ridícula arma.

Dicho esto le arrebató el arma de las manos y cogiendo impulso la arrojó con fuerza hacia el bosque. Adiós al arma de su padre. No creía que la volvería a ver. Se oxidaría asta desaparecer bajo el peso de las enredaderas.

A partir de ese día olvidó las espadas y se dedicó a el sable, pronto dominó su arte, aunque nunca logró derrotar a Amber. Sencillamente ella era superior. También se adiestró en el la lucha con dagas y cuchillos. Aprendió el manejo de las ballestas y el lanzamiento de cuchillos o hachas. Como no tenía armas se las tuvo que forjar el a su medida, utilizó objetos antiguos y armas rotas que tenía Amber y aprendió de su maestra a manejar el metal en la fragua. Todas sus armas tenían el filo de plata ya que la plata era uno de los pocos materiales que mataban a los vampiros.

- La plata, cualquier clase de madera pero preferiblemente de cedro que es más eficaz o el mercurio son los materiales más eficaces para matar a un vampiro. Un corte con un arma de plata tardará mucho más en cicatrizar que un corte normal que se cura en pocos minutos. Un golpe en el corazón es mortal –explicaba ella mientras el forjaba sus armas- ya sea con plata o con madera. Si es madera de cedro es mucho más eficaz y las flechas de cedro son mortales prácticamente en cualquier lugar que fuese mortal para un humano. Si haces una infusión con hojas de cedro será un veneno eficaz o con unas gotas de mercurio. El mercurio es como ácido y además dejará una cicatriz que nunca cicatrizará.

Para repeler a los vampiros -continuó- también puedes emplear ajos o las menos efectivas cebollas. Pero debes tener en cuenta que a ti también te afectarán y solo tocarlos te dolerá y jamás, jamás, los comas. Sabrás cuando en un plato hay cebolla o ajo, así que no te preocupes si intentan envenenarte con eso, inmediatamente lo notarás. Otro enemigo a tener en cuenta es el fuego. Nada ni nadie sobrevive a la muerte en la hoguera. Y por supuesto la luz del Sol, ningún vampiro aguanta más de diez minutos a la luz del Sol sin morir calcinado. Esas son las armas a las que debes temer pero también son las que debes aprender a usar para poder enfrentarte a otro vampiro.

- De acuerdo, Maestra. Lo tendré en cuenta –contestó Luizzic

- Pero no solo hay sustancias dañinas, también las hay que nos ayudan y nos dan fuerza. Por ejemplo, cuando estás herido te puedes sumir en un sueño profundo de recuperación que dure todo el tiempo que quieras, puedes estar hasta años dormido para recuperarte, el problema es que para despertarás necesitarás que de nuevo algo de sangre llegue a tus labios. Pero si cuando te sumes en este sueño estás en un recipiente de madera, también de cedro, tus heridas sanarán antes. Por eso toda esta cabaña es de madera de ese árbol. La luz de la Luna también ayuda a la hora de cicatrizar las heridas y su influencia nos da fuerza. La sangre es nuestro principal alimento, aunque también podemos sobrevivir a base de comida normal aunque con esta comida tu cuerpo envejecerá hasta que pruebes de nuevo la sangre de un ser humano. Si es cierto que la sangre de animales menores sirve, pero es mucho menos poderosa.

Así fue pasando el tiempo, noche tras noche entrenando con las armas o aprendiendo cualquier cosa que le fuese a ser útil durante su vida.




Esme, tendrás que esperar a que salga Esmeralda pero no te preocupes porque ya lo tengo todo pensado.


Balthamos