En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo… Amén
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la unión del Espiritu Santo esté con todos Ustedes…..
Y con tu espíritu….
Mi fe resumida en fórmulas universales, mis peticiones impregnadas de incienso, y mis ojos fijos en usted.
Mi cabeza tratando de sintonizar el momento y mi cerebro respondiendo automaticamente, rezando, recitando, suplicando.
Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos
Que he pecado mucho
De pensamiento, palabra y omisión
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa….
No, no ha sido todo por mi gran culpa, sino por este mundo en el que me ha tocado vivir, con una misión desconocida y con grandes ganas de saber aunque sea una verdad.
No quiero seguir rezando, si ya he asistido a mil misas y mis oraciones no son escuchadas, este mundo no mejora, los pobres son mas pobres y aunque la idea de surgir con la ayuda de Dios tal vez da resultado, son asesinados cada vez que tratan de evolucionar.
-Para ser llamados a la mesa del Padre…-
Ya no quiero ser llamada a la mesa del padre, prefiero compartir mi mesa aquí en este mundo con aquellos que claman por comida o por dignidad, opto por ser menos buena pero mas solidaria, porque la solidaridad no es sinonimo de grandeza, es obligación con tu par, es obligación por ser persona y no por ostentar tu distinción religiosa.
-Nosotros tus humildes servidores-
Já y já “humildes servidores” ¿de que estamos hablando? Hablemos del humilde servidor que vi hoy con un super auto y con elegante Iglesia, “lo mejor para Dios” visitiendose con sus mejores trajes para agradar al cura (claro humilde servidor en camionetas del año) y tratando de despedirnos con frases de salón para estar a la altura de este evento social y que nos consideren de la alta sociedad…ejem cof cof, digo “humilde sociedad”.
-Y perdona nuestras ofensas…-
Y aún tienes fuerza de decir esa frase, cuando has llamado a aquel que no tiene naco, picante, vulgar, pobre, sucio, grosero etc, y tu rezando sin hacer nada por limpiarlo, educarlo y entregarles ese amor que de seguro quiere decir esa frasecilla que no logras entender por mirar tu costoso reloj ansioso por la fiesta de hoy.
Vayan en la paz de Cristo…
¿¿Dónde vas con la paz de Cristo?? De seguro a lavarte las manos por aquel chico que en la calle te toco, pidiendote una moneda para comer o para llevar a casa y ser menos pobres, con menos hambre por hoy, o con la satisfacción de llevar una de esas que llevas en tu cartera y con eso tal vez igualarte como ser humano y no sentirse inferior porque tu le has robado su autoestima, su pudor y ¿por qué no?, tambien la fe.
Amén
PAULA
Septiembre 05 de 2006
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