Soy de esas que piensan en cadena, es decir, una cosa siempre lleva a la otra. Por ejemplo, las relaciones amorosas, que son las más acertadas para explicarlo.

Imaginaos la típica chica enamorada que está en “una pareja en proceso”. Claro, la pobrecita se lleva todo el día comiéndose el coco, todo le recuerda a él incluso mirando a una paloma ve su cara al lado, y no precisamente porque este tenga movimientos de semejanza con esta. Veréis:

Está sentada en el banco del parque, acompañando a su abuela que no deja de tirar pan a las palomas. Con lo cual piensa que si ella fuera paloma no aceptaría que le diesen pan, le gustaría algo así como... Vamos se da cuenta de que tiene hambre y quiere patatas; visualiza la tienda, el mostrador, y toda la colección de sabores impensables que solo a la Matutano se le ocurren. Se para en las de jamón. Se acuerda de la palabra Los Serrano, entonces se da cuenta de que hoy es Martes, día de emisión de ese programa y día de la semana que relaciona con el Jueves, porque son los únicos que va a informática. Al acordarse de la academia, se le pasa por la cabeza aquél día que se le olvidó llevar a su hermano el pequeño, el que tiene un amigo fan de los Pokemon. Vale ya se que medio mundo lo es, pero resulta que ese no tenia dinero suficiente ni para comprar chicle y iba cada tarde a su casa para jugar con su hermano que si lo tenia. Entonces recuerda la época en la que visitaba cada día la casa de su antigua mejor amiga, aquella pesada que solo hablaba de programas tele basura como Gran Hermano, Hotel Glam, quiero decir, basura. Y sin poder evitarlo le aparece la imagen del tío que le caía más mal de ese tal hotel, uno que siempre comía pistachos. Y como no, movida por su apetito, visualiza el quiosco donde venden los mejores pistachos y pipas del lugar, después recuerda la calle donde está situado, aquella que tenía una fuente como la del parque que tiene los bancos como los del gimnasio donde un amigo le propuso ir a una cena; cena en la cual conoció el chico que le gusta.

¡Y ya está! Ya ves a la chica rayando a la pobre abuela, que como tiene alzheimer no se entera de nada, durante horas:
- Si él no se lanza es porque no quiere nada conmigo, sino me lo diría, sin embargo yo si quiero algo pero no me lanzo ni se lo digo, así que puede ser que él piense igual...

En ese momento es cuando, después de tanto comerse el coco se lo cuenta a alguna amiga. Esa amiga a un amigo y ese amigo a su novia y la novia a su mejor amiga que es íntima del hermano del mejor amigo del que le gusta. Y claro, él se acaba enterando. Entonces piensa:
- Bueno él ya lo sabe si no entra es porque...

Pero resulta que otra de sus amigas ya le ha preguntado el porque y le da la buena noticia que no ha contestado un no. Pero tampoco ha dicho un si. ¿Qué porqué?. Por que tiene miedo. Y recapacita:
- Lo del miedo ¿es una excusa por no decir que no, o es verdad?. Porque claro, él me aprecia y si dice que no se supone que me tendría que enfadar, y él no quiere que pase eso. Cosa que no va a suceder, porque si hay una cosa clara es: pase o no pase algo seguiremos siendo amigos.

Con esto deduce que lo del miedo es verdad. Pero ella está enamorada y cree que si de verdad él quiere estar con ella superará cualquier obstáculo que se ponga por delante. Pero resulta que le ha dicho su amiga, la celestina, que él no piensa hacer nada, que no es un hombre de detalles, pero que a contra punto tampoco va a cerrar ninguna puerta... Ahí ya es cuando le entra el cacao mental del siglo. Lo junta todo y se queda con:
- Él no ha dicho que no, por lo tanto si quiere, sino quisiera lo hubiera dicho porque sabe que seguiremos siendo amigos. Pero sin embargo no piensa hacer nada porque tiene miedo, así que no cerrará ninguna puerta y dejará que haga yo.

Pero por esa época, ella ya ha visto demasiadas películas de amor y piensa que una persona que no va hacer nada es que no quiere nada. Entonces es cuando llega su amiga diciéndole que le ha dicho el mejor amigo del hermano de él que es íntimo de la mejor amiga de la novia del amigo de esa amiga que no se le ocurrió otra cosa mejor que explicarlo a su otra amiga que con la típica frase de: “Pero no se cuentes a nadie” consiguió que se enterara todo el mundo; que él en realidad se está auto convenciendo de que no le quiere, que pone excusa, porque sí tiene miedo. Ahora ella en la habitación, escuchando discos como Pimpinela, Camela, Las Greco... vuelve a darle la vuelta a la torrilla; y primero piensa:
- Pobrecito.
Después de recapacitar el porque dice:
- Miedo... ¿de qué?.
Todo seguido, al acordarse de Titanic, de todo lo que hizo el Di Caprio por su amor, concluye:
- Excusas.

A partir de ese momento se propone olvidarlo. Pero de repente un día, va por la calle y se choca con un amigo que no veía desde hace tiempo, que precisamente fue el primero que descubrió todo ese lío, y que además está enterado de todo porque es el punto de compra y venda de información, y le comenta: “Pero no seas tonta, no pierdes nada quedando un día con él”. Ya le fastidió a la pobrecita toda la teoría. Así que cansada lo mira, suspira hondo para no apalearle a patadas y vuelve a su habitación a escuchar discos que le den más fuerza, Tangos, Niña Pastori...

Y en el fondo sabe que tiene razón, pero no se atreve a hacer nada al respecto, porque al acordarse de él le vuelve a la mente:
- ¿Porqué no hace nada? ¿Quizás sea que no me... ¿Claro que él nunca har.....