Más allá de sentimientos sin sentido,
surge la angustia por todo mi ser,
por pensar lo que no siento,
y por mirar lo que no quiero ver.
Son cosas tan tristes que veo,
¡míralas! no quiero mirar.
Hay tanto dolor en el mundo,
que cuando miro, provoca llorar.
He visto a docenas de niños hambrientos
buscar comida en un basural,
y no tenían ni ropa,
ni la ilusión de poder progresar,
y he visto a muchos ancianos
sin casas en donde dormir,
temblar por el frío que hacía
diciendo “Tenga piedad de mí.”
A los países más ricos del mundo
los ví matar en el nombre del bien,
gastarse tanto dinero
para empeorar el futuro de ayer.
Son cosas tan tristes que veo,
¡míralas! no quiero mirar.
Hay tanto dolor en el mundo,
que cuando miro, provoca llorar.
Y en el país que dice ser de los libres:
el mayor porcentaje de presos,
hasta hay plantas ilegales
y gente que no tiene derechos,
detenidos e inmigrantes
aislados por la sociedad...
hay tanta injusticia que abunda,
que si lloro es por quererlo cambiar.
Y aunque sé que el llorar no resuelve nada,
de vez en cuando no puedo abstener,
por pensar lo que no siento,
y por mirar lo que no quiero ver.
Son cosas tan tristes que veo,
¡míralas! no quiero mirar.
Hay tanto dolor en el mundo,
que cuando miro, provoca llorar.
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