las reglas de la selva

Tirada en el pasto miraba el cielo. La luz del sol lastimaba sus ojos que delicadamente los fue cerrando, sentía el placer de las caricias del aire y el sol… cada vez era más deliciosa esa sensación de libertad. Ella era solitaria, pensante, sensible, distintas a toda la cría, rara, pero feliz, corría, jugaba… sobrevivía. La selva la hacia grande, admirada, respetada a nada le temía porque sabia cuales eran las reglas de ese lugar.
Un día salio como todas mañanas a buscar su comida, correr y disfrutar de ese paisaje hermoso que la rodeaba. Tenía sueños y quería concretarlos, estaba llegando el momento justo para comenzar esa aventura que tanto anhelaba.
Como siempre se tiro en la hierba y comenzó a soñar –quien dijo que los animales no sueñan. Sus proyectos estaban a un paso de concretarse, pronto dejaría de estar sola, se iba a casar con el macho mas codiciado de toda la selva, iba recibir su titulo de maestra de la selva y contaría historias a sus alumnos, historias de príncipes, princesas, hadas y duendes.
De pronto, sus ojos se cerraron rápidamente y miles imágenes se proyectaron en su cabeza. Cuando abrió y contemplo el paisaje se dio cuenta que no era el mismo, ciento de personas la observaban como si fuera parte de un gran espectáculos.
Un hombre con una galera negra, saco un látigo y comenzó a pegarle, gritaba en un idioma que no comprendía, solo aturdía sus oídos. Decía algo así como - Vamos bestia, muestra tus garras, muestra tu furia felina… o me tienes miedo.
La verdad miedo ella no le tenía, no tenia ganas de nada, solo lanzo un gemido que no era por furia sino por dolor, dolor que le producían los golpes, dolor que le producía el encierro, el separarla de sus sueños, de su amor. Su feliz vida era una terrible tragedia en este momento.
No comía, se sometía diariamente al show que era expuesta… su vida ya no tenia sentido, estaba entregada a la suerte y la suerte un día llego un colega del circo le empezó a contar sus desgracias, a mostrarle que tenían muchas cosas en común, que no todo esta perdido, solo si queremos creer que lo esta.
Se dio cuenta que el lugar donde estaba viviendo también era parte de una selva, que tenia otras reglas y que para poder sobrevivir tenia que aprenderlas. De una forma estratégica escapo ella del circo, de la jaula… y comenzó su camino en este nuevo hábitat. El amor ideal que dejo en la selva libre… en realidad el no la espero mucho, en realidad el nunca la amo.
Su amigo del circo, el que le mostró el camino… esa bestia peluda, corre tras sus sueños que de seguro lograra. Ella sabe que brilla por alguna parte de la ciudad y con mucha paciencia espera cruzarlo en algún momento y decirle –Gracias, ayudaste a encender esa llama que en mi estaba ya apagada.
Si la ven por ahí la van a saber distinguir, es una pantera en peligro de extinción… es mansa, la pantera es amiga, no hace daño déjenla caminar libre por el micro centro