Dejé besos atrás de la misma manera que uno va dejando sus huellas; casi sin enterarse.
Dejé noches y días con el mismo dolor con el que alguien va entregando su colección de cromos.
Paseé por los fabulosos lugares que iba a abndonar, con la misma nostalgia que te invade mientras miras viejas fotografías.
Escribí sobre historias que no iban a repetirse con la misma ilusión idiota que pone un niño en los reyes magos.
Y prometí volver a vuestro lado con la inmadura certeza que te invade cuando te crees dueño y señor de un futuro que no respeta más planes que los elaborados en dos minutos y medio.
No me siento arrepentida por nada de esto. Y a la vez cuánto me jode.
Ahora, nadie me besa, la noche está a mi lado. Me encuentro en otro lugar fabuloso y escribo mi historia esta vez, sin promesas. Hay algo que no ha cambiado lo más mínimo. La ilusión con la que hacía aquello, sigue conmigo hoy. La misma ilusiíon que en el futuro se fundirá conmigo en ese beso; en ese pasar del tiempo; en ese increíble lugar; en esas historias pintorescas y en ese sentimiento de no querer separarme jamás del lado de personas irreemplazables.
Y volveré a dejarlos atrás agradaciendo mientras lo hago, la oportunidad que tuve de vivirlos. Sabiéndolos perecederos y, ante todo, sintiéndolos eternos.
Texto agregado el 05-09-2006, y leído por 248
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Lectores Opinan
05-09-2006
hermoso!!!!!!! elidaros1
05-09-2006
Alguna gente deja huella imperecedera. Bonito estilo. doctora
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