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Buscando a Tobías

Ya sale la gente de misa. Al pié del gran portón de la iglesia prolongan las ganas de hablar que les han quedado a todos, por un rato forman corrillos según el tema: el de siempre o este inesperado que les salió al paso… hoy Miguel no ambula entre ellos, anda buscando a Tobías, inquieto, nervioso. Es más este viento del sur, un aire caliente que reseca el gaznate y las narices, y esta solajera que cae a plomo de las horas donde no se puede encontrar una sombra decente… será Tobías quien lo encuentre a él. Los últimos rezagados tiran por calles opuestas, en pocas horas todo lo que queda del pueblo son algunas voces lejanas de televisores, apresadas en el interior de las casas, las ventanas cerradas, puertas trancadas y las calles desiertas, que se llenan de silencios… Tobías cierra los ojos, dormitando sobre la acera… Miguel no mantiene quieta su mirada un instante, a veces lejos en el horizonte, otra en alguna hormiga, y las más rastreando incesante calle abajo y arriba… tendido a un costado, Tobías, estira de vez en cuando sus patas, mientras Miguel sentado en el escalón, lo acaricia con repetición mecánica, casi obsesiva… intentando espantar un susto que lo encoge, reza por que despierten todos, a la hora de la siesta de un domingo de verano… en el que el mundo deja de ser… aferrándose al único amigo.

Texto agregado el 20-01-2004, y leído por 659 visitantes. (18 votos)


Lectores Opinan
26-01-2006 Eso de "aferrándose al único amigo" golpea, y no es que sea tu intención dar un golpe bajo, no, es la realidad la que, si la dejamos, si abrimos el alma, llega hasta a avergonzarnos. La siesta quieta, las sombras que no están, la soledad. neus_de_juan
27-07-2005 Magnífica prosa la tuya captando el momento, trepando lentamente por la descripción, latiendo palabra a palabra. Saludos. Nos leemos. guanachinerfe
16-06-2005 SAbes..yo conozco un momento como ese. Cuando era pequeña veraneaba en el pueblo de los abuelos y el domingo por la mañana al salir de misa, los hombres acostumbraban a hacer la ronda por los tres bares del lugar, mientras las mujeres iban a preparar la comida.... a las dos y media si te ponías al porche, todo eran ruidos del metal de los cubiertos, voces etc... a las tres...hasta los perros dormitaban al sol...yo disfrutaba debajo de una acacia centenaria plantada por mi bisabuelo, acariciando a "la Fabi"...humm como me duelen estos recuerdos, carajoooo...puta vida... un susurro* susurros
04-05-2005 Otro cuento hermoso de la saga de tu personaje. Hace unos días yo estaba estacionado frente a una parada de autobuses y vi un chico que se desplazaba extraño. Luego de observarlo un rato ir y venir sin propósito y con una sonrisa en la boca pensé: he ahi al Miguelito de Cardon y sentí mucha simpatía por él. A ese punto se me ha colado tu personaje en la piel. Has descrito un personaje que no solo es muy creible, existe. Existe en todos los migueles con los que nos cruzamos a diario y a los que no prestaríamos mucha atención si cronistas como tú no los pusieran en nuestras almas. Gracias por darles esa existencia! ***** Malomo
12-01-2005 bonita descripción de un momento, real y certera, sutil y sentida la mano de Miguel acariciando a Tobías ondina
28-12-2004 me da por sentirme tambien aceta pelegrinos de la vida bagabundo que encuentra su paridad, en la lejana existencias de los otros , pero la calculada vida , sin el control simultaneo de el corazon , nos recibe a si, con tus letras , en la sansara por los caminos comensaron dos a caminar Sidarta y Jovinda, Budas los encontro en el camino.. con un abrazote fuerte de pelegrino para ti cinco estrellas JUan Poeta bagabundo del camino real.. Juan_Poeta
03-10-2004 Instantánea de un corazón solitario, asustado, despierto, andariego, insastifecho... que busca compañía en el vacío calenturiento del cerrado egoísmo de todo un pueblo que "duerme". Es el "cómo" del relato, más que su trama... azulada
12-07-2004 ¡Cuánto amor derramas, generosamente! maravillas
07-07-2004 Gracias, amigo, por tan bello texto. Máximo islero
30-06-2004 Tu personaje, mi tocayo, es de una singularidad total, y la trama, perfecta...me da tristeza el relato, como cuando yo conocí en mi mente a mi Rodrigo...Es emocionante leerte! LoboAzul
04-06-2004 Pintaste una siesta de domingo a brocha, mientras con el pincel (el más fino) acariciabas mecánicamente el corazón de tu Miguel. En la primera lectura, me acarició. En las siguientes me admiré. Gracias. anapolar
04-06-2004 Pintaste una siesta de domingo a brocha, mientras con el pincel (el más fino) acariciabas mecánicamente el corazón de tu Miguel. En la primera lectura, me acarició. En las siguientes me admiré. Gracias. anapolar
31-03-2004 He vuelto a leerlo. Me gusta todavía. Un biquiño. Chus
14-03-2004 Otra vez Miguel, con tanta ternura... por un momento me has hecho sentir ese calor tórrido de verano insoportable, de hora de siesta, aunque todavía no hayamos salido del invierno. Qué realismo. luna-lunera
06-03-2004 Qué emotivo relato, todo un canto a la amistad. margarita-zamudio
25-02-2004 Efectivamente, das en el clavo otra vez con Miguel y es pueblo que deja de existir las tardes de domingo en verano (como casi todos en España). Anímate a incorporar personjes en torno a Miguel, aparte del estupendo Tobías. Un saludo. juanrojo
20-02-2004 Que inquietud, a pesar de lo cálido y lo tórrido, hay un miedo helado. Muy bueno el final, como una persiana que se va cerrando. Saludos nomecreona
09-02-2004 Me siento como leyendo los fragmentos de una gran novela, no son capítulos, son fragmentos. Miguel es una maravilla de personaje, y ud una pluma rica en textura que pinta imagenes con un vigor que incluyen al lector. Gracias por compartirlo hache
09-02-2004 Qué bien lo describes. Un biquiño. Chus
20-01-2004 Cada vez que te leo encuentro más calidez, las palabras como una caricia: suaves, muy suaves. Qué decir ante tanta maravilla, qué decir... MCavalieri
20-01-2004 Si, coincido con Ysollbet, una historia que emite una suerte de calor, como un solcito moniquita
20-01-2004 es evocador y mucho, se sienten esas calles solitarias, el calor sobre las cabezas y la angustía de él, un texto precioso cuyo final se deja caer como quien no quiere la cosa, Muy Interesante tu texto, te deja un sabor agridulce en el cerebro, no sé, te deja con ganas de más y más...Felicidades..Un beso Ysobelt
 
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