EL GRITO

Se siente miedo, se siente tristeza; hay un ambiente tenso. La inseguridad se ha apoderado de mi ciudad y no hacemos más que temer un desenlace trágico.

Es común ver rostros angustiados, ojos que acaban de llorar, es fácil tener miedo.

La locura en todas sus expresiones se está manifestando y siento temor.

A lo lejos se oye un grito que hace que me estremezca, una expresión que sólo puede venir de un ser trastornado. Veo a mis hermanas pequeñas, es fácil temer por ellas.

El aire de pesimismo, de amargura, de desazón, de dolor y de hastío es el que está soplando, es el que se lleva la voz de aquel hombre que grita, de ese ser enfermo de la mente.

Salgo de mi casa y busco la procedencia de aquella voz... hace frío, mucho frío; los arboles aúllan con el viento, los techos de lamina se estremecen, vuelan aquí y allá objetos que hartos de esta obscuridad se aferran al aire para alejarse.

Vuelvo a escuchar el grito y volteo, un escalofrío recorre mi cuerpo: he aquí esta imagen representativa de nuestro tiempo; he aquí un monumento al momento actual, un ejemplo de la locura colectiva a la que nos está conduciendo el estilo de vida de principios del siglo XXI.

A lado de mi casa hay una construcción de tres niveles que tiene un pequeño cuarto en la azotea; encima de ese cuarto está aquel hombre dispuesto a lanzarse al vacío; es alto y tiene el cabello largo, su rostro es ocultado por una larga barba, sus ropas están raídas; aquel ser desquiciado alza su vista al cielo y grita desgarradoramente:

¡Demoniooooooooooooooooooos!

Pero no dice esta palabra invocando al diablo y sus huestes, lo dice cómo quien se lamenta de su suerte, es una queja llena de hastío por la vida... se queda callado, pero alcanzo a escuchar un murmullo, ese hombre está sollozando y meditando; de pronto, como siendo punzado una vez más por su pena vuelve a gritar rasgando su garganta:

¡Demoniooooooooooooooooooos!

¿Por qué terribles penas tuvo que pasar este hombre para terminar al borde del precipicio gritando "Demonios"?

¿Cuál es la pesada carga de su conciencia que le obliga a gritar de esa forma, para quejarse de manera tan amarga?

¿A qué nos está llevando esta vida tan tecnologizada pero tan deshumanizada? ¿Por qué ese hombre está llorando de dolor? ¿Por qué se jala los cabellos y la barba? ¿Por qué rasga sus carnes? ¿Por qué grita "Demonios"?

Veo mi casa, veo a mi familia... es fácil sentir miedo.

Y es que llega a mi mente esa realidad que constantemente nos negamos: drogas, alcohol, maldad, corrupción, hambre, impunidad, terremotos, huracanes, guerra, enfermedades, promiscuidad.

Mis ojos se llenan de lágrimas y llegan a mi mente imágenes terribles:

Veo madres llorando por sus hijos perdidos, veo niños en sus lechos con su estomago vacío.

Veo el asesinato de una mujer que pagó con su vida el proteger los juguetes que llevaba a sus hijos para el día de Reyes.

Veo prostitutas que venden su cuerpo y destruyen su alma, veo hombres insatisfechos, inseguros, fanfarrones, inmaduros que solicitan sus servicios.

Veo a todo un mundo que ha perdido sus valores, veo soledad, tristeza, inseguridad... sangre...

Las imágenes se detienen súbitamente, una vez más aquel hombre ha gritado:

¡Demoniooooooooooooooooooos!

Y entro a mi casa, me he secado las lágrimas; mis hermanas están jugando, están acostumbrándose a la violencia, una vez más aquel hombre grita:

¡Demoniooooooooooooooooooos!

Es fácil sentirse sola y triste...

Es fácil sentir miedo...