"A final de cuentas, después de todos los tiempos, la sombra de la venganza cae sobre todos los que han tocado su cuerpo y percibido su aroma, porque de eso se trata esa dulce artimaña".
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-No lo soporto más, esto es para mí demasiado... No volverá a humillarme, ni a ponerme una mano encima...-Masculló la mujer mientras salía de la cocina dejando el almuerzo para llevar sobre la mesa, en una bolsa de papel de estraza.

-¡¿Qué te pasa eh? ¿Serás pendeja?! ¿Cuantas veces debo decirte que planches bien mis camisas? ¡Es mi T R A B A J O! La gente me ve, ¿sabes? No estoy echadote y todo el día en fachas, ¡como tú! Huevona, buena para nada. Ni siquiera cocinas bien, es el colmo... ¡¿Eres retrazada verdad?! -Gritaba el marido vociferando mientras se anudaba la corbata y salía de la casa.

-Y cuando llegue quiero la cena bien hecha, ¿me oíste? Ya me largo... Pero si bien me lo decía mi madre, "No te cases con una huevona o una pendeja, mijo, y menos con una fodonga". Pero ahí va este de bruto, y tú que te embarazas, ¿no? tanto argüende para que se te muriera, ni eso sabes hacer... ¡Puta madre!-
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Tocan a la puerta.

-Gracias por venir joven, pásele por favor, está todo mojado, deje le traigo una toallita.-

-Así está bien, no se preocupe, a lo que vamos...-

-Bueno, la verdad es como le dije por teléfono, ya no lo aguanto, en verdad no soy una mala persona, pero desde que murió nuestro hijo no deja de ..., no deja de maltratarme, de humillarme y ofenderme, hasta me ha violado cuando no quiero hacerlo, lo hace en cuanto puede y cualquier motivo es suficiente, para hacerme saber que me desprecia, que soy una inútil, una mala madre... el otro día hasta me desmayé del golpe que me puso en la cabeza, cuando desperté tenía sangre en mi calzón, porque me había desgarrado, no sé porqué de digo todo esto...-

-No me de los detalles señora, no me interesan sus motivos, pero no llore.

-Entiendo joven, perdóneme. Mire, esta es su foto, sígale y hágalo pronto, pero que no vayan a involucrarme, haga que parezca un robo, quítele el auto y quédeselo si quiere, lleva un reloj caro que luego guarda en la guantera, tómelo aparte del pago para que parezca más real, y no me busque de nuevo, cuando no vuelva a dormir a casa la segunda noche le deposito, para estar segura y no levantar sospechas, es un dinerito que tenía guardado.

-No se preocupe, ya sabe que si no me deposita, me vengo por usted...-

-Pues si quiere, le pago ahorita, pero júreme que lo va a hacer bien y lo antes posible, es un infierno...-

-Se le nota en la cara, ¿qué son esos? ¿Moretones y un derrame en el ojo?-

-Este... sí, por eso le digo, siempre me duele la cabeza y luego tengo mareos.-

-Pensándolo bien si págueme ahorita doña, porque no traigo dinero y necesito algo para empezar a seguirlo, con eso de que quiere sea desde hoy.-

-Espéreme tantito, deje le saco el dinero, ahorita regreso, mientras tómese su café, antes de que se le enfríe.-

-No gracias, así esta bien, luego no duermo.-

-Aquí tiene lo que quedamos, cuéntelo, aparte hay un poquito más para los pasajes y eso, no le doy más porque ya no tengo, luego cuando venda mis cositas me las arreglo, cuéntelo si quiere.-

-Cómo cree doña, no se preocupe, no dudo de usted, pero no creo que lo necesite...-

Nadie escuchó el disparo entre los ruidos de la lluvia cayendo sobre el tejado de lámina.

...-De todos modos era un infierno.-...
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Semáforo en rojo, empiezan a llegar hasta las ventanillas como hordas de hienas hambrientas y lastimeras.

-Una caridad, regáleme una moneda.-
-No joven, mejor lo llevo con un cuate que tengo, le puedes ayudar en su taller.-
-Le pedí dinero, no trabajo...-


-Oiga, ¿no me regala para un taco?- Preguntó el niño extendiendo la sucia y delgada manita.

-¿Para un taco? Mejor te regalo un pedazo de pan, chavo, ¿quieres?-

-Pus órale...-

-Te doy la mitad, porque me lo hizo mi vieja ¿eh? así al rato me como la otra mitad yo, y cuando me pregunte si estaba bueno, le digo algo, ¿sale? y dale un pedazo a tu perro, mira nomás cómo se te queda viendo... Órale chavo, ahí la vemos, y no andes de vago ¿eh? Derechito a la escuela, jajaja.-

Nadie escuchó el llanto y los quejidos bajo la lluvia, cayendo en el tejado de plástico y cartón de la morada del niño, que murió junto con su único acompañante, su perro.
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-No, tú si te manchas ¿verdad? ¿A qué escuela va a ir ese morro? A la escuela de la calle y la supervivencia ¿No?-

-Pues él sabrá, nomás es pa echar relajo, no te calientes... ¿A dónde te llevo?

-Aquí nomás en la otra colonia, es que ya es algo tarde.-

-Sí, ni alumbrado hay por esta zona, ¿verdad? ¿A qué hora dejan de pasar por aquí los camiones?-

-Pues como a eso de las nueve, pero hay zonas donde ni pasan, ni llegan, pero es por la roña...

-Me lo imagino, pero tú no tienes broncas ¿o sí?

-No, yo aquí adelante me bajo...

-Pero ¿no está muy despoblado por aquí?-

-Por lo mismo, yo me vuelvo caminando.- Dijo el joven mientras sacaba una pistola negra de la bolsa lateral de su chamarra.

-Oye... ¿Qué haces? ¿Para qué es el arma? ¿Me vas a robar?-

-Lo siento carnal, gracias por el aventón, pero sólo hago mi trabajo, tu esposa me dio una lana para que la sacara del infierno en que la metiste a vivir, y lo hice, de hecho lo estoy terminando ahora, pero sólo quería que lo supieras.-

-Ppp Pero, ¿por qué? ¿Cuanto te dio la perra maldita?-

-Eso no importa en realidad, y no pienses en la venganza, ya me encargué de ella, también quería que lo supieras.-

-¿Y de qué te sirve a ti o a mí saberlo, si voy a morir ahora a tus manos?- Preguntaba sudoroso el señor mientras le acercaban el arma a la cabeza.

-Morirás sabiendo que pagas tus culpas, y que ella ha pagado también, y que el infierno que le impusiste, es el que si existe, compartirán muy pronto, tal vez hasta te la encuentres.-

-Haz lo que tengas que hacer, no me debes nada.- Dijo resignado el señor cerrando los ojos temblorosos.

-Lo sé. No lo hice por ti, ni siquiera te conozco candil de la calle, pero si así fuera, sería lo mismo, porque cada quien cosecha lo que siembra...

-Por lo menos me queda el consuelo de saber que no me engañará con otro, y ha pagado antes que yo, la cerda...

Nadie escuchó el disparo bajo la lluvia y los truenos cayendo sobre el auto inmerso en la oscuridad de aquél lote baldío.

... -Vaya consuelo.-

Mientras empujaba el auto al desfiladero, el joven buscó algo de valor en la guantera, y al encontrar una bolsa de papel, halló en su interior medio bocadillo que tragó antes de arrojar el auto al vacío.

-¡Ahggg! Maldita perra, seguro me contrató para asegurarse... Me lleva, estaba env....

Nadie escuchó ni la venganza consumada, ni el estruendo del automóvil al explotar después de la caída, bajo la lluvia incesante cayendo en ese lugar sombrío, que sólo se iluminó, lo que tardó en apagarse el efímero incendio, mientras se desvanecía la breve sombra de la venganza.