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Erase una vez el cuento de cada dia. Asi empezo otra vez aquella mañana en que la profesora estaba de muy buen humor. Eso vieron los niños cuando entro tan guapa como siempre, ya tenia 55 años. Era la mejor seño de todas, exigente pero bondadosa, en definitiva enrollada. Al entrar el barullo seguía mientras dejaba todos sus libros y papeles encima de su mesa, pero cuando de sus labios salían las primeras silabas todo el mundo callaba y la escuchaban con inusual atención, la querían. No obstante su felicidad era aparente, aunque ella nunca queria recordarlo.

Les dijo a los niños que la clase de ese dia seria un poco diferente de lo normal, un poco más amena. Los niños saltaron de alegría, era una conducta habitual que ella adoptaba cuando la monotonía de los temas notaba que pesaba en la frágil imaginación de los niños, entonces les proponía una actividad apartada del esquema curricular, aunque no por eso inútil, intentaba inculcarles valores como la amistad y la solidaridad, escondidas en juegos y actividades inocuas, los niños disfrutaban con sus clases.

La actividad, apunto, era para fomentar la imaginacion i el dialogo interior. Leería un cuento y luego lo comentarían, pero a la manera de los niños, con ejemplos que a ellos les viniera a la cabeza. Lo que no les dijo fue que ese cuento se lo había regalado su hijo pequeño, ahora ya de 20 años, que había conseguido un contrato en una editorial para publicar su primer libro de cuentos infantiles.

Su hijo pequeño, su preferido, aunque ella nunca dejo de ocuparse de la niña, tres años mayor que este, siempre estuvo agradecido a su madre por la manera en que tubo de introducirlo en las palabras y los libros. Nunca hubo nada planeado de antemano, ninguna estrategia, todo fue surgiendo, como una complicidad invisible entre ellos dos. Ella estaba satisfecha del hombre en que su hijo se había convertido, cuando pensaba en el hasta le costaba contener lagrimas de alegría, y sus ojos brillaban húmedos.

La profesora abrió el manojo de hojas y los niños entraron automáticamente en un estado hipnótico, imbuidos por la dulce voz de su preferida. Sus palabras mas o menos sonaron así:


"Yo soy un Dios de los Sentimientos, soy el mas pequeño de los dioses que habitamos en este país, y me toca a mi contaros esta historia, no por ser pequeño como vosotros, sino por ser el encargado de susurrar a los protagonistas de la historia sus mas íntimos sentimientos. Cuesta mucho oír mi voz, mucha gente no cree en mi, se piensa que oír voces del interior es estar loco, ya lo habréis oído alguna vez a los mayores.

De hecho mi voz no es como una voz normal, no la puede oír tu compañero de pupitre, mi voz es como ese cosquilleo que sentís antes de marcar un gol, o justo cuando os despertáis el día que vamos de excursión. Ya se que seria mucho mas fácil que nos dejaran hablar, pero no seria lo mismo, luego no podríais escoger y nosotros, los dioses de los sentimientos, somos unos guías, como la estrella de los reyes magos. Estamos dentro de cada uno de vosotros y os ayudamos a escoger las cosas que mas os convienen.

A mi, recién llegado al sitio desde el que os hablo, me toco ser el Dios de los sentimientos de dos personas, entre otras muchas cosas. Porque tenemos muchísimo trabajo ya que la gente cada vez escucha menos sus sentimientos y le hace demasiado caso a la televisión y esas tonterías. Estas dos personas eran un niño y una niña, que se querían mucho, fueron novios de jóvenes, pero ninguno de los dos me escuchaba, durante un tiempo me cerraban la boca, no querían oír mis mensajes. Pero yo tenia una labor asignada y mis compañeros mayores me dijeron que no dejara de susurrarles que tenían que estar juntos y tener hijos. Ellos se empecinaban en no quererse, pero yo que se todos los sentimientos de mis protegidos, seguí haciéndoles cosquillas en la boca del estomago cuando el uno pensaba en la otra y viceversa.

Al tiempo de no estar juntos se encontraron y les hice cosquillas con todas mis fuerzas, como me canse en esa ocasión, se dieron cuenta que se querían, pero se tenían miedo. El le escribió mil cartas de amor y una mas, que fue la última, pero no adelantemos consecuencias que aún le queda mucho a nuestra historia. El era el que mas escuchaba mis susurros. Pero ella pensaba que el muchacho era malo, y un miedo atroz a quedarse sin el le impedía decirle que lo quería. Yo tuve que consultar a mis compañeros mayores y idee un plan. Le di el arte de la palabra, el arte de escribir cuentos maravillosos de esos en que los enamorados acaban siempre comiendo perdices, le inculque el afán de leer y leer. El me hizo un caso tremendo, le escribió unos cuantos cuentos y muchas cartas de amor, hasta la que hizo 1001, que fue la ultima como os he dicho. Pero ella nunca se desprendía de su miedo, y el fue cada vez mas escondiéndose en el arte de leer y escribir historias de amor.

Pero para escribir historias de amor necesitas alguien que las lea, y con su soledad se fue sumergiendo en la tristeza y empezó a leer libros tristes, para olvidar que un dial el sol se reflejaba en sus ojos cuando la miraba, el arte de la palabra me había jugado una mala pasada. Pero no desespere, los destinos de cada uno han de conseguirse, cueste lo que cueste, para eso estamos NO!

Estuvieron diez años sin que se volvieran a ver, él partió de viaje, con sus libros tristes de los que sacaba historias tristes, con su pelo largo que le tapaba esos ojos verdes en que tan bien se reflejaba el sol cuando ella los miraba. Ella se quedo en su pueblo, se caso, creyendo estar enamorada y vivió contenta sin ser muy feliz, tubo una hija, morena, con el pelo muy oscuro y rizado, con los ojos negros de su madre. A el le publicaron algún libro triste y ella los compraba todos sin saber que hablaban de ella, los leía y anhelaba aquella otra posible vida, pero cuando lo dejaba vivía sumida en su hija , en su casa y su trabajo. Salían de excursión los tres cada fin de semana y se reían de los pájaros que intentaban pescar peces sin conseguirlo. Les gustaba mucho la playa y se divertían de verdad.

Cuando hubieron pasado los diez años, el tubo que volver al pueblo por razones de un libro, tenia que hacer una presentación. Ella se entero y lo fue a ver, los dos se alegraron mucho de lo bien que les había ido la vida, hasta bromearon con lo mal que les hubiera ido juntos, con lo que habrían hecho, con lo que habrían conseguido. Quedaron para cenar después de la presentación y mis cosquillas les volvieron a despertar ese sentimiento que tanto tiempo llevaron oculto. En la cena, agradable y sincera ella lloro, el la consoló y le dijo que aun la quería y empezaron a decir esas tonterías que dicen tantas veces los mayores, pero que nunca hacen. Acabada la cena el la invito a subir a la habitación a seguir hablando, ella accedió y ocurrió lo que los dos deseaban, se quisieron. Pero esto no lo tendría que explicar, pues seria una version para gente mayor. Fantasearon con dejarlo todo y volver a estar juntos, pero ella no podía dejar su casa, su hija, su trabajo, su marido... El lo entendió y al DIA siguiente se marcho sin despedirse. Ella volvió a volcarse con su familia.

Esa semana buscaron un hijito con su marido. Ella se quedo embarazada y se le olvido la melancolía, tenia otra vez que criar un retoño, pero una tristeza se iba apoderando de su persona. Ella lucho estoicamente para evaporar esa culpa, que no reconocía que era por la falta de su querido escritor. Cuando a los nueve meses nació el pequeño, todo tomo un aire diferente. Ella lo quiso mucho mas que a la niña, si cabe. Ambos tenían una extraña relación de complicidad y así siguieron a lo largo de los años.

El escritor y su amada fueron haciéndose mayores, y los niños creciendo. Ella le inculco el don de la palabra a su hijo, con mi ayuda claro esta. Le leía los cuentos que el joven escritor le había mandado y las cartas de amor que aun guardaba. El niño quería mucho a su madre y empezó a escribir historias de amor y cuentos tristes, porque tenia innato la comunicación con su dios de los sentimientos. Ya cumplidos veinte años le publicaron su primer libro de cuentos y para agradecerle lo mucho que su madre había obrado en su carrera le escribió este cuento que os acabo de leer. Con mi ayuda ya os lo podéis imaginar."

El día en que el niño le regalo a su madre el cuento, el escritor murió de una enfermedad de mayores, tenia 60 años y dejo tras de si un legado literario muy importante de insulsos libros para mayores. Pero yo sé que debido a la falta de amor no pudo vivir más. Ella no se entero hasta el día siguiente, cuando lo leyó en los periódicos nacionales, lloro mucho y siguió llorando en silenció hasta el final. Ella siguió orgullosa de los hijos hasta los 85 años, en los que murió de otra enfermedad para mayores, rodeada de sus hijos, sus amigos profesores sus trabajos y alguno de sus, ya no pequeños, alumnos

Lo que nunca sabrán el escritor y su amada es que el hijo de ella fue fruto de aquella ultima vez que se vieron, en el hotel de su presentación. Ella veía los ojos verdes en su nieto, pero solo quiso ver un recuerdo en su mirada, sin darle mas importancia. Ya veis mi trabajo se cumplió, ellos tenían que estar juntos para que el hijo se convirtiera en el mejor contador de historias de amor, vaya si lo consiguió. Pero sinceramente a mí me hubiera gustado que el escritor y su amada se hubieran dado cuenta que tenían que estar juntos, el hijo hubiera salido igual y ellos habrían sido los protagonistas de esos cuentos que acaban: ...y viveron felices y comieron perdices.

Texto agregado el 19-01-2004, y leído por 612 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
21-01-2004 Ojos verdes como una esmeralda en bruto, verdes como tu historia, bueeeno, no quiero q te molestes, además sinceramente me ha gustado mucho, es entrañable y bella, tienes el don de hacer llegar a la gente pero es eso, una esmeralda sin pulir, la ortografía tiene más fallos q ese "tubo" q señala margarita y lo de la economía del lenguaje tb es cierto, mira, sólo puedo decirte q la solución está en revisarlo varias veces, busca sinónimos en las palabras q se repitan mucho, pasalé un corrector ortográfico, y perfecciona tu estilo leyendo mucho. Ah, y se me olvidaba, controla el lenguaje, la expresión, enfocas el cuento de manera q esta hecho como para niños, pero la historia es muy seria como para llegar al público infantil, es sólo una opinión, de todas formas puedes probar leyéndosela a algun crio, lo mismo yo estoy equivocada, aquí todos opinamos pero no por ello tenemos la verdad ni la razón, en fins sólo eso, mucho ánimo y a seguir escribiendo!! Vihima
21-01-2004 Muy bonito cuento, pero como tú has pedido una crítica sincera, te la daré. NO es muy importante, pero debes cuidar la ortografía. Se te escapó un TUBO que debería ser TUVO. Lo demás, muy bien. margarita-zamudio
20-01-2004 Precioso, tengo un nudo en la garganta, y mis pensamientos se desbordan, El Dios de Los Semtimientos, esta haciendo cosquillas en mi mente y mi corazón.Ha sido estupendo leerlo. Tempestad
19-01-2004 Me encantó la historia.. pero es que a más la ese amor del principio, esos ojos verdes, ese pelo largo, esas cartas.... uffff (no quiero recordar). Puedo guardarmela y ponerla en mi agenda para leerla siempre que lo necesite? sp_lucia
 
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