¿Quién no cree conocer a Pinocchio?

En resumen, Pinocchio nace de las manos de un carpintero muy pobre. Lleva una vida de dudas, engaños, caídas, desafíos y algunos logros al vencerse a sí mismo, cuando aparece la madre (el hada), que a lo largo de la historia ha muerto y ha renacido varias veces, y le ofrece el premio de la vida real.

Pues bien, con esta biografía de Pinocchio se darán cuenta que las mentiras que hacen crecer la nariz no son sólo culpa del pobre. Que la trama alrededor del arte de mentir tiene mucho de condición humana ya que se podría decir que todo lo que tiene que ver con este legendario personaje es una gran mentira.

Efectivamente, Pinocchio nace en 1880 de la pluma del escritor Carlo Collodi. La primera mentira comienza con la nacionalidad de Pinocchio. Nadie duda en afirmar que el muñeco es italiano. Pero, ¿italiano de dónde? Porque durante buena parte del siglo XIX, siglo en que vivió Collodi, Italia no existía como tal. Los italianos, en cambio, si existían. En ese entonces lo usual era mentir. Pululaban las sociedades secretas para conspirar de manera clandestina contra los invasores. Se utilizaban seudónimos, se cambiaban las nacionalidades de los personajes literarios, se escondían los discursos patrióticos detrás de expresiones artísticas camufladas. La censura era estricta pero no lograba eliminar los brotes revolucionarios que nacían de todos los rincones. (Este comienzo necesariamente me remite a comunidades virtuales bien conocidas por nosotros)

La segunda mentira parte de su autor, pues Carlo Collodi no se llamaba Carlo Collodi. Su papá era el señor Domenico Lorenzini, de profesión cocinero de un marqués y su mamá se llamaba Ángela Orzali. Su nombre completo, y real era Carlo Lorenzo Fillipo Giovanni Lorenzini, mejor conocido por su nombre periodístico, Carlo Lorenzini. O sea que el pobre Pinocchio no sabe ni quién es su creador. Igual que la mayoría de los mortales.

Tercera mentira: ¿Collodi es conocido por su oficio de escritor de libros para niños?

Aunque esta biografía se supone que es sobre Pinocchio, tenemos que investigar a su creador para poder comprender un poco. Hasta donde se sabe, Collodi, no tuvo esposa ni hijos. Es más, parece que no le gustaba sentir niños cerca de él. Los consideraba insolentes, perturbadores. En una palabra, desagradables. Su trabajo era político e intelectual. Pero, como cualquier buen burgués, Collodi necesitaba dinero extra para sus viajes por Europa y sus proyectos personales. En 1875 le encargaron la traducción de los cuentos de Perrault y esta fue su primera aproximación a la literatura infantil. Desde entonces escribió libros de texto escolar, usando a un personaje llamado Gianettino, para enseñar la geografía de Italia y describir, de manera didáctica y moralista, la vida de los escolares del país. En 1880 su buen amigo Ferdinando Martini fundó Il Giornali per i Bambini, primera publicación periódica para niños en Italia, y pidió a todos sus amigos que le mandaran colaboraciones. Collodi aceptó, a cambio de una buena retribución económica, y envió “unas niñerías para que Martini haga con ellas lo que quiera”. Así nació la Storia de un Buratino, es decir la Historia de un Muñeco.

Cuarta mentira: ¿Cuál es el verdadero título de Pinocchio?

Si, todos lo llamamos sencillamente Pinocchio. Pero en realidad el libro fue publicado en 1883 como “Las Aventuras de Pinocchio” (en traducción al castellano)

Quinta mentira: ¿Es Pinocchio realmente un cuento infantil? ¿O es un cuento, una novela, una pieza teatral, una tira cómica o una aventura literaria?

Clasificar a Pinocchio dentro un género literario es algo que ni siquiera Collodi podría lograr. Para el autor, las aventuras del muñeco comenzaron como unas chiquilladas para ganar buen dinero. Esta fragmentaria manera de avanzar en las aventuras se siente a lo largo del libro. Al principio se nota que Collodi juega a la Commedia dell´Arte, inventando personajes y situaciones cómicas y extravagantes, parecidas a las de Arlequín y Polichinela. Con el transcurso de la historia, algunos personajes comienzan a adquirir un carácter más elaborado. Pinocchio se define como el muñeco dual, que desea crecer, madurar y convertirse en un verdadero niño, mientras que Gepetto desaparece y sólo queda su sombra, casi hasta el final del libro.

Sexta mentira: Unos son buenos, otros son malos. ¿Quién es quién?

En Las aventuras de Pinocchio hay buenos y malos, tal y como debe ser. A lo largo de toda la historia, los malos reciben sus respectivos castigos, pues para Collodi sería imposible pasar por alto su entorno pedagógico y moralizante. El terrible Tiburón sufre de asma. Torcida, el amigo que lo induce a abandonar las obligaciones, muere convertido en burro. Los asesinos terminan totalmente deteriorados.

Entre tantos buenos y malos, entre las conciencias que lo persiguen y los oráculos que lo encadenan a su destino, es Pinocchio quien permite que los demás tengan poder sobre él. El carácter ingenuo, inocente y sin educación de Pinocchio, es su peor enemigo. Las tentaciones lo persiguen, aún cuando nadie lo induzca al pecado. Por fortuna lo acompañan también los buenos, que, a veces a la sombra, a veces directamente, lo sacan de los problemas, lo orientan y le dan nuevas oportunidades. De esta manera Pinocchio logra enfrentarse con él mismo y con el mundo que lo rodea, para crecer un poco. Faltaría saber con qué herramientas cuenta Pinocchio para seguir creciendo, pues Collodi nos lo deja como un niño, de carne y hueso, pero niño al fin y al cabo.

La mayor mentira: El verdadero personaje de la historia no es Pinocchio: la muerte lo es

Las aventuras de Pinocchio puede leerse como una serie de muertes y renacimientos continuos. Cada vez que la muerte es convocada, casi inmediatamente Pinocchio crece un poco. Uno de los pasajes más intenso, y más bellos de paso, es el capítulo XV, en donde Pinocchio y el Hada se encuentran por primera vez, paradójicamente enfrentando la muerte de los dos. Podría decirse que éste - que en principio fue el final de Pinocchio - es el verdadero inicio de sus aventuras.

Tantas muertes no son más que el resultado del deseo del autor que desea desaparecer para renacer convertido en alguien diferente (de muñeco de madera a niño de carne y hueso).

Así pues, llegamos a la conclusión de que Pinocchio efectivamente no es más que el títere de su autor quien escribió una obra volcando todos sus propios traumas y temores tirando los hilos de Pinocchio en busca de sí mismo. Murió sin lograrlo, claro.

En el mundo real existe uno que otro Pinocchio encerrado en el cuerpo de algún falso escritor con ínfulas de crítico literario. La doble moral que manejan es el producto de su incapacidad para enfrentar la realidad y las consecuencias de sus actos. Se escudan en mentiras para hacerse la vida más fácil. Escriben sus finales una y otra vez con la estúpida ilusión de recrearse nuevamente en otro personaje que tal vez logre ser mejor que el anterior, al menos sí con un mejor final.


Bibliografía:
Las aventuras de Pinocho: Historia de la mentira más larga del mundo, Irene Vasco
Las aventuras de Pinocchio, Anaya, Colección Laurín, Madrid, 1983.
Otro mundo, Grandville, Hesperus, Barcelona, 1988.
El gran libro de hacer de todo, Edaf, Madrid, 1993.
Historia del mundo, Salvat, Tomo 11, Barcelona, 1978.
La invención de la soledad, Paul Auster, Anagrama, Barcelona, 1999.