Desearás morir cuando la encuentres. Aparece de la nada detrás de la butaca donde vez TV, y utilizando su resplandor, posará cada uno de sus cuarenta y dos tentáculos en sitios claves de tu cuero cabelludo. Auyanta Panyé empezara a controlar cada sinapsis, cada emoción, hasta hurgar en los rincones más empolvados de tu memoria y traer a tus sentidos los recuerdos más dolorosos de tu vida. El vacío en el pecho que dejó la muerte de tu madre, los ojos en blanco de tu mujer cuando era penetrada por el vecino; se repetirá mil veces la escena de aquel accidente que tuviste hace años.

Desearás morir, pero Auyanta Pentá no te dejará, pues te engañará sumergiéndote en el más oscuro masoquismo de verte y reverte sufriendo, sintiendo de nuevo la soledad de llegar a aquella casa desierta, repitiendo el terror de no encontrar a tu pequeño hijo en la muchedumbre, repitiendo esa rabia de sentirse robado, repitiendo esa vergüenza de quedar al descubierto, repitiendo y repitiendo para revolcarte en tus propias miserias.

Desearás morir, pero cuando lo decidas firmemente, Auyanta Penyá con elegancia recogerá sus venosos y delgados tentáculos dentro de su rosado cuerpo cavernoso y desaparecerá en el follaje. Olvidarás que encontraste a Auyanta Penyá, y que por un momento deseaste explotar en mil pedazos.