PUÑO DE HIERRO

Lo que la vida se ha propuesto enseñarme día a día, (a mí personalmente...ju ju ju), son los encuentros periódicos con la confusión, la contradicción y la paradoja.

Resumiéndose mi aleccionamiento en dos vertientes opuestas.
La una es, que si acabo por desconfiar de alguien, me hace avergonzar, en el momento siguiente, por no haber confiado lo suficiente de la persona adecuada...que realmente me tenía en estimación.

Y sin embargo, otras veces, si confío hasta mas allá del limite de lo fiable, pone de relieve, a contrapelo, mi pasmosa ingenuidad, por dedicarme a creer en personas no merecedoras de mis atenciones, y ante el peligro subyacente de su burla desestimadora y descalificante, que se traduce en pequeñas lesiones de origen ajeno y propio, hacia mi personalidad y en mi detrimento.

Sin embargo la ingenuidad en si misma, es uno de mis más fervientes principios, y el que más doloroso me ha resultado de ejercer, a causa de que el burlesco destino, siempre ha de mantenerme en jaque, para revalorizar en mí, mis decisiones, o abatirme cual árbol contra el viento...
Y así, día si, y día no, hacerme desmerecer mi determinación, en una precaria inestabilidad, por la cual me desestimo aun mas, a mi pesar, inculpadoramente, colocándome en el escalafón de un estatus cualificado como persona sufridora perenne natural.

Tal principio, (el de la ingenuidad prevalente) ya lo puse en practica desde mi infancia, con el propósito infante y primordial de salvar al mundo de sus contradicciones, perceptibles entonces para mí con mas claridad que hoy, por el contraste mismo de la diferencia de edades con el resto del mundo, lo que me permitía ser mas pragmática que un adulto auto-subjetivo a sus preocupaciones...

Así que tome la ingenuidad, como arma combativa...

Arma para asestar mis arrestos con determinación, a la consentida proliferación de la falsedad, tanto individual, como social, o acaso mundial, de quienes te sonreían sin sonreír, o eran amables sin ser amables, o te adjudicaban libertad atenazándote con sus ordenes subrepticiamente, o tenían cara de buenas personas, pero te lo hacían pasar fatal ignorándote reiteradamente del favor de su afabilidad, o también como ejemplo, las criticas descarnadas a las espaldas y en comidilla, o la acritud disfrazada, al limite de lo inflamable, de una buena educación y modales esgrimidos con sarcasmo.

Y siempre (lo procuré al menos, hasta alcanzar mi madurez) me comporté bajo el termino auto-asumido, de no cometer yo también injustamente estos mismos abusos, y así permanecer impoluta, con el convencimiento de actuar correctamente manteniendo a salvo la veracidad, que forzándola, si cabe, en un insufrible sostenimiento de incomoda postura, y con apariencia de propósito descabellado (mayoritariamente incomprendido),tan obcecadamente, que a veces provocaba situaciones bastante absurdas, y tan difíciles de soportar, que me hacían sentir extrañeza hacia mi misma, hasta impropiamente desestimarme.

Y considerando que en la tentativa opuesta, la del acosador, el intencionado, el listo (que no inteligente), el prepotente que infravalora la fragilidad de alguien que huye de las reyertas (o no las busca), o los autores malintencionados de esos silencios-sentencia, inductores pues, de las autolesiones cognitivas de sus victimas, causando autodestrucciones ante su vista (y así sentirse ostentar un poder sobre el otro, con el placer que esto les conlleva), o acaso al pronunciarse con dobles-sentidos-descalificantes...creando confusión no desmentida por otros presénciales...que como grupúsculos de la incordancia, imparten así, sentimientos de ofuscación gratuitos para uso de su propio regocijo, con el abuso del ensañamiento menospreciativo hacia el que se le reconoce sensible a ello.

Así pues estos depredadores han de conllevar en su práctica, la suciedad y podredumbre propia, sobre su conciencia, al cúmulo de malevolencia derrochada en estos actos...

Estas acciones, las cuales tienen que hacer desmerecer, en consideración, la consecuente perdida de la autenticidad credible, si no ante los demás (a los cuales siempre justifican estos actos con bravuconerías), sino pues, para sus propios fueros, y llegar a tambalearse así, el imprescindible sosiego y la calma necesarias, ante la preservación del devenir proverbial de la luz de la verdad, que tarde o temprano habrá de caer sobre todas las cosas de este mundo...

...Verdad que ya, cuando menos, en un posible advenimiento de la justicia universal, se precipitará sobre cada uno de nosotros...y logrará destapar en publico los verdaderos rostros de las incrustadas falsedades esgrimidas al contrapecho de los corderos degollados.

Y que este advenimiento se producirá, probablemente, solo por el hecho de ser humanamente merecido, mas allá, y debido justamente, a la injusticia de esta existencia terrenal, de la que ellos, los lobos impasibles, serán sus mayores procuradores de dolencias, y que a la fin, se verán a si mismos pronunciando unas acuciantes y solícitas peticiones de excusas hacia sus victimas, una vez horrorizados ante la visión de si mismos, ante el espejo espiritual del ultimo capitulo existencial.

Así pues con esta ingenuidad...
He descrito, aquí y ahora, mi punto débil ante todos vosotros (amigos y enemigos), para que intenten una vez mas, a su propio cargo, destruirme, pisarme, y romperme, todos los que por un motivo u otro...justificable o no, se sientan superiores a mí, o no me quieran consentir mi derecho a la fragilidad, manoseando, sin respeto ajeno en mis defectos, o abusando, por placer, de mi vulnerabilidad retráctil, y en ultimo termino, si acaso, aquellos que simplemente inherentes a conocerme y aceptarme tal como soy, al pasar por mi lado, se echan una sonrisa gratis, sin propósitos, ni interés.

Un mundo sin fragilidad, es como un puño de hierro, que avanza aplastando carne y huesos, y derramando sangre por las rendijas de sus dedos, hasta lograr que todos sus habitantes restantes fueran, insufriblemente, de hierro blindado.

Silvia Escario
29-08-06