Inicio / Cuenteros Locales / Mariangelik / La costilla de eva
Conforme cada paso que el niño da, los hombros se le levantan en un sucinto viaje hacia adelante y vuelven a caer con el impulso de su propio peso; todo su cuerpo tiembla, mientras, él avanza con la cadencia de un ser indiferente y vago.
El nene también ha perdido el cuello, el único elemento estilizado de su figura es el maltratado cabello que se tiende sobre sus omoplatos; y su nariz, una diminuta mujer de proporciones perfectas acostada en el centro de su cara.
Mares de piel son surcados por navegantes, que tiempos atrás, a causa de los bruscos cambios de las mareas, han dejado trazados caminos informes sobre las superficies más delicadas de su abdomen y espalda baja.
Tez de indio. Ojos de indio. Labios de indio.
Y sin embargo, a pesar de las dos fuertes piernas que lo sostienen, es un individuo angélico; parece haber sido exhalado por las alas de un planeador. Se pasea envuelto por el aroma de los suspiros póstumos a las quimeras.
Pero antes de partir -“Dame un beso”-. Él se sabe hermoso bajo la almohada.
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Texto agregado el 28-08-2006, y leído por 184
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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31-08-2006 |
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esto está bellísimo desde arriba y desde abajo... sirako |
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