Estaba parada en la Terminal de ómnibus con mi realidad abrazándome. Vi llegar uno a uno los colectivos durante unos 40 minutos, con la mirada fija en cada uno de los carteles que anunciaba el lugar del que venia o al que se dirigía. Te vi, ¿no me crees? Si, te vi. Apareciste por la escalerita, miraste en varias direcciones hasta que encontraste lo que buscabas. Yo estaba parada un poco mas allá, esperándote. Nos quedamos mirando unos minutos, nos empezamos a acercar mientras nos reconocíamos. La ansiedad me invadió y empecé a correr, abriste los brazos dejando caer tu bolso y me dejé atrapar. EL tiempo pasado, las promesas hechas, los deseos expresados, todo se materializo en ese instante, en ese abrazo. Y lo pude ver, con los ojos abiertos y la mirada fija en un rincón donde solo una bolsa bailaba con el viento y algunas hojas secas solo se movían, mientras él me preguntaba porqué lloraba y qué era lo que quería agarrar.