Escucha bien lo que dicen para ti los versos que huyen en las horas nocturnas, abandonando mi mente al dialogar con tu alma:

Cuando tus pensamientos se duermen, dándole el paso a quimeras pasionales, se agranda y se encoge tu vida hasta romperse en pedazos.

Cuando recuerdas tus deseos imposibles, de dulce vida pierdes momentos, apagando el fuego que te lleva a las alturas y que a tu ser alienta para la lucha.

Para nada son tus palabras, si el viento te las lleva. Para nada ese lamento tuyo frente a mil carcajadas. Si se tuercen tus virtudes convirtiendose en defectos, te ahogarás torpemente en obscuros pensamientos.

En Razón, quizá algún día, tu bien puedas renacer, porque todos un destino hilvanamos siempre... Y en la muralla del desprecio muy bien puedes tropezar.

¡Cuanta dicha traidora caminó contigo en esos días! ¡Cuanto tiempo perdido cantándole a un fantasma!

Y ahora, a solas te preguntas: ¿A quien le escribiste tus azules poemas? ¿Quien entendió el quejido oculto de tu pluma?


Solamente recuerda lo que éstos rebeldes versos desertores hoy expresan para ti: Cuando tus pensamientos se duermen abriéndole el paso a quimeras fantasmales se quebrantan los cristales de tu ser acongojado, pereciendo la flor que nació con tu alegría.