Recordaré siempre aquella tarde, en aquel banco en un solitario parque, cuando me preguntaste si te quería y mi mirada se torció buscando una salida. Las palabras no acertaban a juntarse y tu silencio se hizo el mío. Tú intentabas buscarme y yo sólo quería perderme. El tiempo se hizo eterno, mi mano se dirigió a tu cara y sólo acertó a tocar tu pelo. Me miraste de forma inolvidable y después me marché. Nunca más te vi, pero aún paso por el parque te recuerdo.
Texto agregado el 27-08-2006, y leído por 119 visitantes. (3 votos)