Soledad Compartida.


Caminaba distraído por la Alameda, llegando al metro República. Se había comprado un helado en el supermercado que estaba cerca de un edificio que parecía ser un Preuniversitario. Se sentó un momento en la fuente de agua que esta frente a la Iglesia de los Salesianos. Tenía demasiada pena y mucha soledad. Comía de su helado y sentía como algunas gotas le caían en su espalda. Una Punky le pidió cien pesos. “Solo tengo este helado, quieres” le respondió él. Ella lo miró con ojos tristes, aceptó un poco y se lo devolvió, “Gracias”, le dijo, después se alejó con pasos lentos, doloridos. Él la miró un momento hasta que se perdió entre la gente, comió de su helado nuevamente. “Tanta gente sola”, pensó mientras miraba a las personas que salían del Metro que estaba enfrente de él, como si esperase a ver a algún conocido. Se levantó y terminó su helado, enfiló sus pasos hacia la Punky, tal vez la pudiera alcanzar. “Tanta gente sola- pensó- y la solución tan cerca”.