Desciende la piedra al cuerpo Si traspasase su elemental vegetación Fruición que se aparea en la garganta Quedaría el ruido. Es un barco partido en la columna vertebral Despidiendo sombras sin cause Lasitud de calles una sobre otra. Puede delirar la muerte Asomarse por la autopista vestida de fosforescencia Un puñado de vidrio muy puro Insanías del aire que se inventa en los ojos. Vuelve Hollado, con la saliva a manera de cárcel Precario, menos que la tarde amarrada al viejísimo universo Desmorona cicatrices.
Texto agregado el 27-08-2006, y leído por 96 visitantes. (1 voto)