Tenía tanto sueño que me tire al parque a dormir. Soñé las mismas cosas de siempre, acerca de la chica que me gusta, del dinero que cae del cielo, de los perros doberman que me quieren arrancar las piernas, de un Sol que baja hasta la puerta de casa, pidiendo un poco de agua, todas estas cosas suceden mientras sueño, pero esta vez, cuando desperté estaba aún en el parque y no se veía una sola persona por los alrededores. Me levanté y vi que toda la gente que encontraba, dormitaban. En la calle, la pista, dentro de sus autos, dormitaban. Hasta las aves y plantas dormían. Los perros, gatos y hasta los peces, dormían. Me acedaba y les miraba, todos tenían los ojos abiertos girando alrededor de sus órbitas. Los tocaba y parecían hojitas secas de un árbol... Fue muy extraño y pensé que estaba en un sueño. Caminé sin destino hasta llegar a casa, pero cuando entré, encontré a todos sentados en los sillones, dormitando. Una pesadilla, pensé. Traté de despertarlos, les hincaba los dedos, pero nada, todos continuaban roncando... Salí de casa y continué sin destino, de pronto llegué a una casa muy grande y preciosa. Entré a la casa y todo estaba silencioso. Subí al segundo piso y entré a uno de los tantos cuartos. Encontré una cama. Estaba agotado y preocupado. Me eché y me puse a dormir, soné muchas cosas, y en ese sueño todas las personas me observaban mientras yo dormía en un ataúd, como muerto. Me asusté y cuando abrí los ojos, noté que había gente que paseaba por toda esa casa. Salí a través de la ventana y noté que toda la gente en las calles estaban despiertas. Caminaban, manejaban sus autos, salían a la calle con sus hijos, paseaban a sus perros, las aves volaban, los gatos subían a los árboles, el Sol brillaba, etc.
Me puse a caminar entre ellos, y le pedí a una de esas personas que me diera un palillo de fósforos, pero no, no me respondió, es más, parecía que yo era etéreo, un sueño, no lo supe con certeza... Volví a mi casa, saludé a mis padres y hermanos pero nadie me hizo caso. Subí a mi cuarto y vi a otra persona echada en mi cama. Lo desperté y preguntó quién era yo. Le dije mi nombre. Pero, ese es el mío, gritó. Callamos, y luego, le vi salir en silencio de mi cama. Me eché y me puse a dormir, y cuando desperté vi que toda mi familia estaba mirándome como si nadara en una pecera, o como si fuera el sueño de todos... No lo supe con certeza... Impertérrito, los saludé con la mano, me di media vuelta y continué dormitando...
Lince, agosto de 2007
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