“Piensa hombre piensa” me decía. Estaba en casa, escribiendo una poesía a Samara y no tengo rima ni estrofa. Lo único que pensaba era buscar el sentido de que la fuerza de mis letras llegara a su ser. Ella estaba en clases y me pidió que la fuera a buscar al colegio. Cursa tercero medio en un colegio de monjas, ella, apegada a sus estudios, no sabía más que hablarme de ello. Pero como en todos los pololeos siempre nos acariciamos y nos besábamos apasionadamente. Nada del otro mundo.
Rara vez hablamos de sexo. La semana pasada tocamos el tema, y ella me comentó que sus fantasías sexuales las tenía conmigo y con su profesora de matemáticas en una sala de clases, que su profesora y yo la cogemos por delante y por detrás, me decía, su profesora se llamaba Francisca. En un principio me había excitado, yo simplemente me reí, ya que no le había tomado mucho el peso a la conversación. Pensaba en jugar videojuegos, me daba lo mismo. No quería hablar del tema. Pero luego pensé al día siguiente de esa conversación ¿Qué tal si.....? ¡no! No puedo..... no puedo pero mi mente se comenzó a enceguecer de placer cada vez más hasta que me dije...... ¡sí! Lo haré.
Terminé mi poema y fui a buscarla al colegio, recordé en ese momento que la última hora de la clase le tocaba Matemáticas. No había nadie en el colegio, entro a buscarla, había una sala con la luz prendida, siento unos gemidos, cada vez más fuerte, entro a la sala y... ¡Dios Mío! Exclamé. Ella y su profesora estaban desnudas. Francisca agarrándola de sus nalgas apoyando sus pechos voluptuosos entre los de Samara besándola apasionadamente, tocándole su clítoris. Samara da vuelta su cara, me ve y me dice ¡Ayúdame! Cumple mi deseo, mientras Francisca decía ¡Ven! Me decía ¡Ven!.
Y no me aguanté más, mi pene estaba demasiado duro, Samara se sale de Francisca y me desnuda completamente y la agarro por su cintura y le empecé a besar sus labios, Francisca la toma de la cintura a ella y comienza a tocarle los pechos, yo bajo a besarle su clítoris, ella me tiró sus fluidos, no podía mas, y empezamos a hacerlo con Francisca, me hizo el sometido, ella movía su cuerpo cada vez más fuerte y Samara le sostiene fuertemente sus grandes pechos, hasta que tuvimos el orgasmo mas fuerte de nuestras vidas.
Suena un teléfono celular, era el celular de Francisca, yo lo trato de contestar y no puedo. Samara lo contesta, pero era el despertador del celular. Tan solo era un sueño del cual no quería despertar y mi cama estaba mojada y ya me tenía que ir a clases, estaba atrasado.
|