Envidio tus incansables ganas de continuar, tu perseverancia, tu claridad.
Admiro tu inocencia, tu tranquilidad, tu honestidad.
Espero tus pasos, tu ironía, tu perspicacia.
Deseo tu sensibilidad, tu paciencia, tu intención de ser mejor.
Estudio tus miradas, con las que intercambias muchas más palabras que las que yo hablando.
Imito tus jugadas, tu fuerza, tu amena dedicación.
Contemplo tu caminar, tu rostro bajo el sol sin poderlo rozar.
Caigo bajo tu disimulada imperfección, tus gestos, tus risas calladas.
Exijo tus tan sinceras formas de decir la verdad, tus excusas, tus disculpas.
Adoro tu calor, tu capacidad, tu tan sencilla existencia.
Reflejo tu personalidad, tu eterna batalla, tu seguridad.
Sueño con tus cabellos dejándose bailar por el viento, cada deseo, tus clásicos “te quieros”.
Y aún preguntas qué busco al tratar de descifrarte…
Si sabes que sigues siendo todo lo que no puedo tener. |