Me repliego; soborno mis costados para perderme en los jardines de la idiosincrasia; estimulo al desafío; dudo; realzo esta sonrisa que refleja tu mirada calma, mientras continúo en la espera. Bebo la miel; dibujo el bálsamo de tus praderas como un infierno titilante; me acechas; te devoro; lamo la brisa de esos enardecidos labios; distantes; aguerridos...
El brillo de tu piel apacigua mis deseos; cóncavo de amor; irreverente; álgido; sigiloso, bajo la hoguera de los tiempos...
Detrás, una luna deleita corceles e insomnios, mientras la noche se declina sobre este cuerpo deshojado en sueños...