Por mis armas caídas
hechas cenizas
ante tus besos,
Por los roces inéditos y sofocantes
Con los que te sembraste
en mi historia…
Por cada sonrisa
enlazada en la bruma
Que se derramó
sobre mis ansias…
Por el vergel de tus labios
sobre mi cuello;
Por tus ojos delirantes
colgados de los míos
(Cuando mi boca
se hacía soberana
en tu vientre…)
Por cada mirada
efervescente
con que recibías mis caricias
Por tus ganas
que nunca se extraviaban
de las mías…
Por las veces que nos perdimos…
Para encontramos
-a tientas-
rasgándole esquinas a la noche
Y tocarnos
en una lánguida melodía
de roces desbocados
Entre sudores y besos
(Mientras sentíamos
como nuestras sombras
se inmolaban
en el destino…)
Por cada una de mis huidas
-inexorables-
preñadas de locura
(Para terminar
-siempre-
encontrando
paz y antídoto
en tus besos)
Por el duelo inclemente
de mis miedos y los tuyos
Por mi canto de sirena
-vitalicio en tu cuerpo-
Por el rastro de mis besos
palpitando en tu sexo
-que como una diana despertaba-
Tus ansias de vida
en mi vida…
en mi boca…
en mi cuerpo...
Por todas las veces
que mi voz
se prendía incandescente
en tu piel…
Susurrando pactos arcanos
-entre tus poros-
Por cada palabra sorbida
de tu boca a mi boca
-o viceversa-
Por tu aliento
retozando implacable
en mi almohada;
Por aquellas tardes de domingo
leyendo poesía sobre mi cama
-entre beso y beso-
Entre muslo y muslo…
Por mi pecho que
se convirtió en ánfora
sólo después de sentirte…
Por ese laberinto
lleno de hilos de seda
donde se gestan tus ideas…
Por esas limonadas
(amarguisimas)
que te tomabas sin quejas…
Por como tus manos poderosas
(guiaban mi cabeza)
-sin prisa pero sin pausas-
Hasta hacerla devota de tu sexo…
Por Neruda…
que adquirió una nueva dimensión
en tus labios…
Por el rocío que cubría tu cuerpo
cuando te estremecías
en mis manos…
Por la admiración que siento
ante tus irreverencias,
tu intelecto…y tus ideales…
Por ser un radical romántico…
Por que fuiste el único testaferro
que han tenido mis alas…
Por la fuerza de gravedad…
Por todas las veces
que mi piel fue bardo
que canto tus hazañas…
Por cada letra
que he sangrado en éxtasis
evocando tu cuerpo…
Por cada canto
y por cada gemido
que intercambiábamos
-a quema ropa-
Por tu pecho tembloroso
calado en mi espalda
como un epitafio…
Por el amor
que se vistió con tu cuerpo y
se acordonó a mis entrañas…
Haciéndote una leyenda
-viva en mi piel-
Por tu sombra cincelada en la mía
Más allá de oráculos y profecías
Por tu risa a horcajadas
sobre mis cabellos…
Por tus labios
bordando centellas en mis pezones…
Por las promesas suicidas
(que hoy resucito sin sentido...)
Por todo el tiempo
que nos robamos
-volando a contra viento-
Por el inventario de tus besos
-caligrafiado en mi alma-
Por este ultimo escrito en tu nombre…
Por esta despedida
-que nos deja a ambos-
Con las arcas de los recuerdos
desbordadas…
Por mi…
(Que ahora vuelvo a sentir
el aria desgarrada
del relámpago
que clama en el cielo…)
Por tu recuerdo
que invocará una sonrisa
en mis labios
(Aun después que el olvido
sea el magma que cubra
mi silencio…)
-por ti -
Va este brindis
caminante…
(Por ser el único adiós
-que no me ha dejado-
un sabor amargo…)
A tu salud!
...
( silente )
15/11/05
http://www.predicado.com/articulo.php?id=165567
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Texto agregado el 26-08-2006, y leído por 197
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