Puedo tener un tema favorito…, y dejarlo descansar.
¿Puede ser la literatura uno de tales temas? No veo qué es lo que otros conocen como literatura, porque, para decíos la verdad: a veces encuentro lo que llaman literatura en cualquier parte. A veces uno lee un libro científico y exclama: “¡Pero si esto es un Poema!” – quizás por ser parte de la vida, aquella que se escapa de la cotidianidad (que no es (la cotidianidad) como la vida sino que se asemeja más a ser como un guión, como un loop que va corriendo, como una pantallita aburridita frente a nuestros ojos que nos muestra siempre la misma peliculita, etc.).
Y luego se va a otro poema o a otro libro científico que también puede ser un poema (Einstein, por ejemplo, como literato, escribió una obra maestra del más puro horror: la disolución posible del Universo).
… también es posible hallar mitemas.
A veces el tema re-vuelve. (vuelve a volver cuando un cree estar leyendo otro “tema”).
Imagina que un “tema” sea filosofía, otro sea historia, otro sea lo que se conoce como “literatura”, y otros tratados científicos (Darwin, por ejemplo – que no debemos descartarlo como literatura posible) que pueden responder a distintas ciencias, como la entomología, la geografía, etc. “Temas”. A veces, en los distintos temas uno se consigue con el mismo Tema, ya puede ser en la entomología como en la poesía (Madres que se devoran a sus hijos porque los aman, por ejemplo. O el descalabro posible de un sistema, otro ejemplo). O quizás algo incluso mucho, pero mucho más profundo. Son estos verdaderos Temas, es decir… Mitema.
…
A veces vienen mitemas, me viene, llegan, como cosa que se me aparece en dónde mire (a veces durante algunos meses y a veces parece que se desaparecen como sin dejar rastro). Entonces me doy cuenta de que es conmigo y lo trato, no es que lo escriba, es que lo trato.
(Dos autores completamente distintos como lo pueden ser Robert Graves y Arthur Koestler pueden ROZAR a veces un mismo tema, un tema que podría llegar a ser común – pero soy yo, en mi caso, claro, que lo agarro, luego puedo reencontrarlo en un mito de unos indios de una cuenca de algún lago, luego en otros… y luego puedo ver cómo ese mismo tema Heidegger pudo haberlo tratado desde una óptica completamente distinta, sin negar de su existencia.
… y luego me quedo pendejo, y lo capturo en una sola imagen, me creo hombre, y lo dejo que se aleje, hasta que poco a poco, lejos de mí, pero sostenido como por una cuerda, permito que vaya desarrollando tentáculos y vaya tocando lentamente todas las cosas… que se vaya impregnando en aquello que creo que es mundo y que es mi conciencia… que se vaya impregnando, lentamente, con todas las cosas…. Como si no hubiese provenido de ellas… como si no existiese fuera de la mente.
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