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Me fui a vivir sola al campo, mi matrimonio había fracasado, las infidelidades de Gabriel habían llegado al punto que ni siquiera disimulaba, mis hijos ya grandes, podían seguir en la casa, con la nana. Yo necesitaba urgentemente huir de allí o moriría.
Tomé el poco dinero que tenía y decidí ir al Sur, al campo, comencé a preguntar por trabajo, a ofrecer clases de matemáticas, algo me llegó lo que me sirvió para pagar un modeso alojamiento y comer, un día me ofrecieron cuidar unas tierras, donde no había nada a kilómetros de distancia, en una casita donde el viento se colaba por las tablas mal pegadas, fue mi hogar, conocí mucha gente, lugareños, mapuches la mayoría.

Pasados unos meses, Gabriel me vino a visitar con nuestros hijos, intentó que volviera, pero mi decisión estaba tomada, nunca había sido más feliz que en ese tiempo, no la cambiaría por vida burguesa que había llevado. Me dejó una vieja camioneta yse fue, dejándome la sensación que había hecho lo correcto.

Una noche que regresaba de visitar a mi amiga angélica- la mapuche más sabia que he conocido- disfrutando de la maravillosa noche estrellada, sólo los focos de la camioneta y las estrellas era toda la luz que se veía, de pronto dos luces salen detrás de la colina se elevaron cada vez más alto hasta desaparecer, me quedé petrificada, detuve la camioneta, para ver mejor. No había nada desparecieron en la inmensidad.

Tiempo después recibí la visita de una mujer, rubia maciza, de aspecto imponente, algo tenía en su mirada que me llamó la atención. Sin pensarlo mucho la invité a tomar un mate, mientras conversábamos, le conté porqué llegué a ese lugar, ella me contó su historia, era viuda sin hijos, decidió venirse al campo porque amaba la naturaleza, le comente de mi encuentro con las misteriosas luces, que tanto me habían inquietado, ella esbozó una sonrisa, y me dice lacónicamente, también las he visto. Al atardecer se despidió invitándome para que la visitara.

Luces vi cada vez con mayor frecuencia, desde el mismo lugar, al Este, me intrigaban, pregunté por ahí, varios las habían visto. Decidí visitar a mi nueva amiga, llevé mate y pan amasado de regalo, ella me recibió con alegría, nos sentamos en la mesa a conversar, le conté que había visto varias veces luces salir detrás de los cerros al Este. Ella me miró intensamente y me dijo, tú eres una de las elegidas, por eso te fui a ver. La miraba sin entender mucho, hasta ese momento. Nuestro planeta se extinguirá pronto, por eso nos han venido a buscar, sólo ciertas personas serán salvadas y llevadas con ellos a su planeta, la raza humana se extinguirá.

No sabía si dar crédito a lo que escuchaba, ella estaba demente o qué, al final cuando me despedía me dijo, sé lo que estás pensando, de hecho a mi me pasó lo mismo, pero todo se dará a su tiempo. Me despedí y sus últimas palabras me quedaron rondando.

Pasó una semana, cuando muy temprano sentí que me llamaban, desperté algo asustada, los perros ladraban, me asomé, era ella, venía a caballo. Te vengo a buscar, vamos te quiero mostrar algo. Me vestí, me abrigue bien, tomé unos panes y algo de queso, mientras tomaba una leche caliente. Partimos, cada una en su caballo, hacia el Este, al mediodía ella dijo: llegamos, yo miraba y no veía nada, bajamos de los caballos, detrás de unos arbustos había una entrada a una pequeña cueva, entramos, al poco caminar vi una tenue luz que se hizo más intensa en la medida que avanzábamos, quedé maravillada, ante lo que veía, una nave tipo platillo en el centro con muchas personas con raro aspecto entraban y salían de ella, supongo que la preparaban, nadie nos miraba, como si fuera lo más normal del mundo que estuviéramos allí, de pronto se acerca uno de ellos, con aspecto mayor, ojos rasgados, tez algo amarilla, no tenía cabellos, ni cejas, no medía más de un metro y medio, más bien delgado, sin emitir sonido, y con una dulzura conmovedora en su mirada, abraza a mi amiga, se miran, luego me toma del brazo, no emite sonido, pero entiendo lo que me dice, me va mostrando las instalaciones, me explica de donde vienen, y porqué estoy yo allí. De pronto mi amiga me dice, debemos irnos. Nos despedimos y emprendimos el viaje de regreso. Mudas sin decir palabra. Ya nada había que explicar.

Texto agregado el 25-08-2006, y leído por 238 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
06-09-2006 Buena historia!!Pero... Hasta donde sucedió?***** josef
27-08-2006 Buen relato, me gusta, bien elaborado, solo hay algo, me pereció como que leía un "mi querido diario" de una adolecente, alguine dice le falta lgo de emocion, pero, me gusta. es humano con humanidad curiche
26-08-2006 La descripción del encuentro me recordó mucho a la película "Encuentros cercanos". Un relato correcto, al que quizá le falta algo de emoción, pues se desarrolla de modo lineal, casi predecible. clown_is_alive
26-08-2006 ¡vaya!, una ucronía bien narrada, ágil y fuída que por un momento me llevó a ese "encuentro cercano" --VincHo--
26-08-2006 Genial! un muy buen relato que deja la duda del lector ante lo que parece una historia real. Felicitaciones, muy bien logrado. Besos y estrellas. Magda, gmmagdalena
 
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