Alma jamás había ganado nada; en su infancia el único premio que solía recibir, eran las fiestitas a las que debía ir y que acreditaba a su imaginación … porque al final de cuentas su ausencia era una omnipresencia, y en sus solipsismos los cumpleaños eran mentira; como todo. Y aunque nadie hablara con ella, no importaba porque eso tampoco era cierto.
Un día Alma se levantó inspirada; hacía frío y pensó: Las Almas se inspiran cuando hace frío. Luego declinó: no existen más Almas como ella.
Esperó mucho para bañarse y cuando lo hizo…cantó (cuando canta, Alma lo hace en otro idioma).

- froma veri fers taim ai res ma ais on yu beib, ma jar ses folo zru, bada no nao dadam guei daon fo yo lain bata gueirings filins fain…

Y el corazón se le mojó un poco.
Salió en silencio a la calle. En el malecón los demás la esperarían. No.
En el camino Alma encontró una moneda tirada cerca del filo de la vereda, la contempló desde lejos y escondió la alegría en un lugar secreto para que ni siquiera ella la notase. Se sentó bajo un árbol, no compraría nada con su suerte… y aprovechando el sonido del tráfico advirtió con voz tenue: Si nadie la recoge es mía.

La gente miró callada.

Segundo uno: Alma se levanta.
Segundo dos, segundo tres, segundo cuatro.
Segundo cinco: Alma se agacha, no guarda la moneda, el bus pasa, “crak” , alma se levanta.

La gente miró callada.