No hubo noche que no me visitara tu ausencia ni atardecer sin esperar al filo de tu recuerdo, son idénticos los días que opacan tu presencia ante los ojos del tiempo que se ven desvaneciendo. Ya no suele acompañarme la fé en mis andares nuestras dudas dejaron de pelearse en el balcón, hoy despiertan tus mentiras abrazando mis verdades decorándonos con caricias las paredes del corazón. Nunca supe cambiarle el rumbo a mis penas el olvido intenta comprarnos en cuotas el perdón, los recuerdos fluyen por el rojo de nuestras venas ahora que la lluvia pretende mojarnos la razón.
Texto agregado el 24-08-2006, y leído por 244 visitantes. (8 votos)