Cuando accidentes o enfermedades, limitan nuestros movimientos y nos vemos obligados a guardar cama, condenados a ser solo observadores y sujetos de observación y cuidados, despojados de cualquier protagonismo, es entonces, que tomamos conciencia de lo que representa la salud y la libertad. Si ahora mismo, estas saludable y amas la vida, este es el momento de tu iniciación. Te exhorto a que te inicies en este programa que instalara el amor, la felicidad y la libertad en tu vida. Comienza ahora mismo. Serenamente, inhala la mayor cantidad posible de aire y luego, siempre serenamente, exhala.
1) Elige un lugar, en tu casa o donde tu quieras. Cómodo, silencioso y que te asegure que estarás libre de perturbaciones y ruidos.
2) Acuéstate, decúbito supino, sobre una manta o cobija en el piso. Cierra los ojos sin esfuerzo. Serenamente. Todo lo que vas emprender desde este momento en adelante, debe llevar la marca de la serenidad. Escribe esta palabra en tu cerebro: serenidad.
3) No permitirás a tus pensamientos ningún acto de anarquía o de indisciplina. Este momento te pertenece y tú eres su creador y único actor. No te dejaras arrastrar por las fantasías propias del sistema: como imaginarte que posees todo lo que deseas; que eres poderoso, rico y todos te quieren, te admiran o te envidian. Este, tu momento, no es el indicado para esa clase de quimeras.
4) Empieza imaginando, tu propia muerte. Mírate ya muerto. Yaces en una cama, en un catre, en el piso desnudo o, simplemente, en el ataúd. No prestes atención a los llantos y desconsuelos de los que te rodean. Concéntrate en tu muerte, porque, en todo caso, tienes conciencia que este es tu momento. Tú y tu muerte, como desenlace natural de la vida. La muerte es un ejercicio íntimo y solitario.
5) Lo mas importante de esta experiencia, practicada con honestidad, no es que solo te prepara para asumir la muerte sin miedo, sino, y esto es profundamente gratificante, no te va a importar afrontarlo solo.
La muerte y la soledad, ocultan un formidable poder paralizante que inhibe a las fuerzas que llevan al gozo y a la libertad. El reconocimiento de la muerte es el camino mas expedito de concienciar la transitoriedad de la vida. Los hombres vivimos como si nunca fuéramos a abandonar este mundo. Posponiendo nuestros derechos a la gratificación, al disfrute. Siempre planificando para mañana, mientras desperdiciamos la única vida que se nos ha dado.
Viajar, por algunos minutos, con nuestra propia muerte, resulta en un juego serio y pedagógico. Estamos ensayando con el extremo, lo final. Con el no retorno. De todas maneras, sabemos que la muerte no es lo peor de la vida pero si el fin de la misma. Así, que este ensayo de muerte puede ayudarnos a ver que durante este corto trayecto de vida, en vez de vivirlos, lo estamos muriendo.
Y siempre que regreses de esos breves viajes, acompañado solamente de tu propia muerte, camina durante el tiempo que te apetezca hacerlo. Mira a tu alrededor con la curiosidad del explorador que llega por primera vez a un planeta extraño. Cárgate con los misterios del universo y sonríe porque estas en plena ascensión.
Alcanzaremos la felicidad, si primero alcanzamos la fuerza necesaria para despreciar a la muerte y no temer a la soledad |