Cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo. Y aquí estoy yo, matando algunas con el mío. No soy diablo, aunque a veces sí su abogado.
Pocas veces necesita de mi ayuda, es verdad, para eso ya cuenta él con el hombre, o debería decir mejor, la Humanidad.
Incapaces de dar satisfacción a nuestra alma, acudímos a los textos antiguos y nos agarramos a ellos, como a una tabla de salvación. Entramos en ellos como al supermercado, y cogemos un kilo de lo que más nos gusta, de lo que mejor se adapte a nuestras necesidades o aspiraciones.
Buscamos las respuestas que inquietan nuestro espíritu : de dónde venímos, adonde vamos, ganará el Barça la liga … En definitiva, buscamos una respuesta al sentido de la existencia.
Sin embargo, partímos de un error de base: hacemos las preguntas equivocadas. Por eso obtenemos siempre, respuestas insatisfactorias.
Es como si alguien se preguntara: ¿Qué es más alto que arriba?, o ¿Qué hay al norte del Polo Norte?. Son preguntas absurdas, que obviamente no tienen respuesta.
¿De que está hecho el tiempo?
De movimiento,
giros y traslaciones de astros en el firmamento.
¿Y la luz?
De ganas de verlos.
¡Hay que ver, que cosas se le ocurren al diablo!
Los lánguidos y aburridos domingos son propicios para ésto y ¡mucho más!
P.D.: Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.- Cervantes |