Mi boca será la soga hacia el precipicio
donde tu vida se ahoga.
La textura de mi lengua corroerá tu piel
como lánguidos golpes eléctricos
Y mi frecuencia cardíaca se fusionará con el ritmo de tu respiración.


Cubriré con un manto de terciopelo
tus nalgas generosas,
mis labios sabrán besar tu capullo semiabierto
y palparé aquel botón en flor que yace en la cúspide de tu pecho,
luego, de un ósculo, te desprenderé el alma.


Mis manos serán un bálsamo para tu lozana piel,
mientras los miembros sacrosantos se frotan con locura,
tragaré tu aliento extenuado
y morderé tu cuello con frenesí,
para beber de tus gemidos purificados


Dancemos con nuestras figuras corpóreas entrelazadas,
alcancemos el clímax unísono,
lloremos de placer tras concedido el instante supremo,
y fundámonos en un abrazo infinito
mientras te duermes a mi lado.