Te lo dije en los troncos esa mañana /confío mucho en tus palabras./ En cuanto a tu silencio.../ te lo repito, me tranquiliza./
Te imaginé allí, / perdida/ en un valle muy oscuro y profundo,/ escuchando con cuidado la delicadez del viento frío,/ el aire nublado rodeado sin prisa / tus ojos dulces y preocupados,/ aguardando alivio a tu dolor./ Ese alivio que todos buscamos / con momentos que valen por días enteros, / palabras que nos dejan saborear/ otra vez el coctel secreto de nuestros anhelos / los alimentos exquisitos excitados que eclosionan en la boca,/ tierna y muda,/ sencullas e inagotables./
Tu tranquila risa neutraliza el ambiente, / lo detiene, lo vuelve más solemne,/ si por juntarnos el cielo se oscurece/ soportaré un poco más el frío / si sostienes tu sonrisa incandescente