En el calido rincón del cuarto
Arrendado por quien sabe quien
Como ladrones en la noche
Jugamos a ser infiel
Si el tesoro ensangrentado no fuera metal
Los piratas dejarían sus picos en el mar
Pero en mi alma el pecado apaga esta sed
Aun quiero beber de la copa del otro rival
Si supieras arinda deliciosa
Que tus latidos aun bajo tierra
Me hacen suspirar
Pero deja que mi alma sufra
Los látigos de esta soledad
Son las horas certeras que me hacen dudar
Sepultados en las cuevas de mi hogar
Mis labios que esperan tu rocío
¡Déjame besar¡
En el calido rincón
Arrendado por esa mujer que
Desde el dintel nos sonríe
¡Dios sabe por quien!
Nuestros labios
Aprendieron el sabor de la miel
Pero no en la copa si en otro panal
Texto agregado el 23-08-2006, y leído por 155
visitantes. (1 voto)