He amanecido de espaldas al sol
Contemplando tu inmóvil ausencia en la ventana,
Con el ojo abierto en la hierba
para poder ver la prenda azul de tu alma;
la forma perfecta de tu pena
que duerme bajo tu piel
como un pájaro en invierno.

Llevo en la mano la
tibia paciencia
y un viejo abrelatas
para descubrir tu corazón enfermo
y oír el ruido de tu sangre,
y borrar de una lagrima
ese punto negro que no te deja dormir.

imagino que tus brazos se hicieron remos
para huir de mi aliento que recorre cada tarde
donde mora tu recuerdo,
esa hermosa bestia
que respira la angustia
de mi silencio.

Artemio