Con ocasión al lanzamiento de la candidatura presidencial de Benjamín Rausseo, he leído innumerables artículos de opinión tildando su postulación de quinta columna del gobierno o como un acto audaz producto del aprovechamiento del sentimiento antipolítico del pueblo venezolano, ya que sólo los políticos profesionales deben optar por el alto cargo de dirección de la nación.
Estas opiniones a las que se suman intelectuales, politólogos, humoristas y periodistas demuestran el desconocimiento de la modernidad y de las formas que se imponen en las masas.
Después de la era de la industrialización, que conllevó a la mecanización del trabajo, para convertirlo en una repetición rutinaria, los seres humanos cambiaron su manera de transitar por la vida y se sometieron incondicionalmente a la razón, como máxima expresión de la ilustración.
En estas líneas pretendo dejar al descubierto cómo las masas son dominadas por los medios de comunicación, para ello pasearemos por las características del trabajo en el hombre y la mujer modernos, la alienación y la evasión a través de los medios de comunicación, para finalizar contraponiendo tales concepciones a la candidatura presidencial de Benjamín Rausseo.
El desarrollo industrial en el mundo occidental, trajo como consecuencia la división y especialización del trabajo. Los seres humanos no conciben el todo, sino que son una ínfima parte de una superestructura gigantesca que, se denomina empresa privada o Estado.
Schiller lo acusa en la siguiente sentencia: “La gratificación está separada del trabajo, los medios de los fines, el esfuerzo de la recompensa. Eternamente encadenado a un único y pequeño fragmento del todo, el hombre se figura a sí mismo como en fragmento.”
La consecuencia en nuestras sociedades del sometimiento de sus miembros a labores rutinarias, repetitivas y mecanizadas, conllevó a lo que Hegel, y después Karl Marx denominaron alienación. Entendieron la alienación como el extrañamiento del sujeto consigo mismo.
Tomemos un fragmento de un ensayo de Erich Fromm en el que en esta misma línea define la alienación así: “Se entiende por alienación un tipo de experiencia en la cual la persona se experimenta a sí misma como un extraño. Podríamos decir que se ha vuelto un extraño para sí mismo. Ya no se puede percibir como el centro de su mundo, como el creador de sus propios actos; por el contrario, sus actos y las consecuencias de ellos se han erigido en amos, los que obedece o aun adora.”
El hombre y la mujer modernos son extraños a sí mismos, no se conocen porque lo que hacen es trabajar y ser como lo señalan estereotipos preestablecidos socialmente, por eso se alejan de ellos mismos y renuncian a conocerse por temor a soportar sobre sus hombros el peso de la libertad, que implica la expresión de las potencias de su esencia.
La evolución tecnológica y científica aunada a la expansión de la máquina, lograron el desarrollo de los medios masivos de comunicación. Primero la prensa, la radio, después la televisión, ahora los teléfonos celulares y la Internet.
Estos medios masivos de comunicación tienen a estos seres hijos de la modernidad como súbditos incondicionales, para proporcionarles entretenimiento superficial e instantáneo. Pero aún lejos de ellos mismos, como eficientemente nos lo indica Ernest Van Den Haag: “Todos los medios de comunicación de masas acaban por alienar a la gente de toda experiencia personal y, aunque parezcan acentuarla, en realidad intensifican el aislamiento moral de las personas con relación a las demás, a la realidad y así mismas. Uno puede acudir a los medios masivos cuando está solo o aburrido; pero los medios masivos, cuando se han convertido en hábito, deterioran la capacidad para vivir toda experiencia significativa. Aunque de manera más difusa, el hábito se alimenta de sí mismo, estableciéndose un círculo vicioso semejante al provocado por las drogas.”
Los medios masivos se apoderan de la evasión de hombres y mujeres hastiados, por labores en las que sus sentidos no están comprometidos, la vida para trabajar y no el trabajo para vivir, obliga a que repriman sus fluidos vitales.
Entonces, los medios masivos les proporcionan películas violentas, video juegos vertiginosos, fiestas ruidosas, noticias escandalosas, para sacudir rápida y temporalmente a seres totalmente desconectados de ellos mismos, que retornan una y otra vez a los medios masivos en la búsqueda de un arrebato, más no de una satisfacción sentida.
¿Cuál es la explicación para que los hombres y las mujeres modernas sean tan vulnerables a los medios masivos de comunicación? La respuesta es sencilla, cuando la gente renuncia a ser ellos mismos, intentan desesperadamente esconderse en la multitud, hacer lo que todos hacen para que no se note su existencia, como lo señaló impecablemente el filósofo de Copenhague Soren Kierkegaard: “Sabiendo minuciosamente cómo van las cosas en este mundo, un hombre se olvida de sí mismo… encuentra demasiado aventurado pensar, ser él mismo, y mucho más fácil y seguro ser como los demás, convertirse en una imitación, en un número, en una cifra de la multitud. Esta forma de desesperación raras veces es reconocida en el mundo. Un hombre semejante, al perderse precisamente en esa forma, ha ganado en perfectibilidad al adaptarse.”
Hemos establecido que el trabajo moderno convirtió a hombres y mujeres en tornillos u hormigas gigantes, con ello vino la duda y la desesperación que, fue señalada por Nietzsche, como el vértigo, por Kierkegaard, como la angustia y por Jean Paul Sartre, como la nausea.
Vuelvo a invocar a Ernest Van Den Haag, para intentar dibujar ese sentimiento de vacío que envuelve a la modernidad, como un olor fétido del que se desconoce su origen: “Una vez que se ha impedido a los impulsos profundos alcanzar su objeto, una vez que se los ha reprimido tan profundamente que ya no queda conciencia de sus fines, una vez que se ha perdido el deseo de una vida significativa tanto como la capacidad de crearla, lo único que queda es el vacío. La vida se hunde en el tedio cuando la barrera entre los impulsos y sus fines es tan alta que ni penetran en la conciencia ni permiten cualquier tipo de sublimación. La diversión, por frenética que sea, puede apabullar momentáneamente, pero no aliviar definitivamente a ese aburrimiento que surge de la vacuidad.”
Ante la desesperación el refugio es adoptar un estereotipo socialmente aceptado, según las condiciones impuestas que rodeen al hombre y a la mujer. Ceñirse como sardinas a un modelo situado en medio de la multitud (mentalidad de sardinas).
¿Cuál es el aliciente, el bálsamo, el elixir de hombres y mujeres que se desconocen y niegan ser ellos mismos, que simplemente representan una máscara o un gesto histriónico de vida social?
Los medios de comunicación masivos. Estos medios se traducen en una anestesia, una píldora o incluso como expuso uno de los autores citados una droga.
Ya decía Erich Fromm: “El hombre moderno se divierte, pero es desdichado”. O como plantea Henry David Thoreau: “El grueso de la humanidad lleva una vida de callada desesperación…Una desesperación estereotipada pero inconsciente se encubre aun bajo los denominados juegos y entretenimientos humanos”.
Los lectores se preguntarán ¿Qué tiene que ver el trabajo moderno, la alienación, el ocultamiento en la multitud, la represión y la evasión, a través de los medios masivos de comunicación, con la postulación a la presidencia de Venezuela de un humorista como Benjamín Rausseo? Ese vínculo es el que procedemos a establecer en este instante.
¿Qué ha sucedido en la historia con la fama y las masas? Hace un par de siglos. Cuando Napoleón ganaba batallas por toda Europa, se hacían pinturas y grabados de sus proezas heroicas. El general montado en su cabalgadura arrasaba con sus oponentes y sometía a los enemigos de Francia. El hijo de la isla de Córcega de origen humilde y privado de muchas comodidades en su infancia, se hizo famoso y fue elevado en los hombros del colectivo como un líder. En resumidas cuentas, el primer general moderno de la historia, se convirtió en un icono de la cultura popular de su país. Cuando el Directorio se desplomó, el famoso joven militar, se hace Cónsul de Francia, apoyado en su fama como estratega del ejército.
Muchos se preguntarán ¿Cómo es posible que tilde a Napoleón de icono de la cultura pop de su tiempo?
Sí, pretendo establecer que Napoleón, a través de las pinturas, los grabados y las historias contadas de boca en boca de sus hazañas, obtuvo la fama y se convirtió, al igual que Madonna o Brad Pitt en una figura de la cultura pop.
El propio Napoleón manipuló la representación que hacían de él en las pinturas de la época. En una oportunidad cuando a travesó Los Alpes en una humilde mula, hizo que la pintura alegórica a la gesta, lo representase en un brioso corcel blanco, parado en sus patas traseras.
La diferencia radica en que hace doscientos años no existían los medios masivos de comunicación, por lo que las pinturas, los grabados, los mitos que se transmitían de ciudad en ciudad por relatos y algunos diarios, dieron a conocer las hazañas de este líder innato, que lo colmaron de popularidad y fama, para convertirlo en el ídolo indiscutible de las masas en Francia. La inexistencia de unos medios de comunicación como los actuales, hacía que la notoriedad se obtuviese por magnánimas proezas.
Doscientos años más tarde la magnanimidad de la proeza no es indispensable. Las masas afligidas por labores rutinarias, necesitan escapar a ese extrañamiento de sí mismos, se refugian en las emociones artificiales que les proporcionan el cine, la televisión, los programas de opinión y endiosan a hombres y mujeres que repercuten en los medios de comunicación. La diferencia radica en que Napoleón debió acreditarse como un hombre sobresaliente por su desempeño militar, para obtener la fama.
En la actualidad la fama deriva de darle a la masa lo que ansía, y la masa ansía evadir el dolor que le causa la represión de sus sentidos innatos, las masas quieren evasión, olvidar quiénes son, huir a ratos de su realidad, para después regresar a la modorra de sus vidas prefabricadas.
Retomamos a Fromm que establece: “Y una vez que ha llegado a ser un escritor, pintor o cantante anunciado en todo el país; una vez que ha llegado a ser una celebridad, es ya un gran hombre, lo mismo que el mejor detergente es el más anunciado, y el que la gente más recuerda si ve la televisión.”
Por lo que el liderazgo hoy se obtiene complaciendo a las masas, tanto el político como el humorista, planean sus espectáculos en función del rating.
Cuando la masa se divierte y se evade a través del entretenimiento, por ejemplo, con un artista de cine o de televisión, entonces derivado a ese proceso de identificación pensamos que, un actor musculoso capaz de viajar en el tiempo y salvar a la raza humana en una película futurista, tiene la aptitud para ser gobernador del Estado de California. Sin menospreciar las capacidades de Arnold Schwarzenegger, tendrá que demostrar sus facultades con su gestión pública, porque sus antecedentes, no son suficientes para evaluar tal capacidad administrativa.
Los críticos del lanzamiento de Benjamín Rausseo, desconocen este escenario que brevemente he dibujado y además les digo algo, ni yo, ni ustedes que leen estas reflexiones, vamos a cambiar ese fenómeno social, lo importante es su asimilación.
A los detractores de Rausseo, les recuerdo que, nuestro actual presidente en su último periplo comentó la teoría de Heráclito, el filósofo Griego que, determinó el devenir diciendo que jamás nos bañamos dos veces el agua de un río.
Antes de su primera elección como Presidente de Venezuela, Hugo Chávez inició su campaña electoral con un teléfono celular que le regaló Luis Miquilena. Vivía en una habitación en la Urbanización La Floresta y daba sus mítines en un camión junto a Pedro Carreño. Ya nadie recuerda sus apariciones en el programa José Vicente Hoy, con un ajustado Liquiliqui y un gesto en su oratoria que le obligaba a inspirar aire y a torcer los labios hacia un lado del rostro, mueca ésta que saltaba impertinentemente en cada declaración.
Ante tal antecedente Benjamín Rausseo, como profesional universitario y exitoso empresario, está en la capacidad de demostrar, al igual que lo demostró nuestro actual Presidente, que es un animal político, para utilizar las palabras de Emeterio Gómez.
Debemos asimilar que ni la historia, ni la dirección de un país responden a un proceso dialéctico y predecible. Si ello fuera así, no hubiésemos sido testigos de la existencia de campos de concentración y del lanzamiento de bombas atómicas en el siglo XX.
El voto requiere de la movilización subjetiva del ser humano, me refiero a la identificación sentimental del votante con su candidato, para hacerlo levantarse de su cama un día domingo del mes de diciembre, y en vez de hacer un sancocho o una parrilla, vaya a un centro de votación a depositar su favoritismo.
Todos fuimos testigos cómo el expresidente Rafael Caldera, después de un ardoroso discurso en el Congreso de la República, se ganó el clamor popular que, lo llevó por segunda oportunidad a la silla de Miraflores en la reunión de partidos políticos minoritarios, conocido como el chiripero.
El actual mandatario de la nación, bajo las luces de las cámaras de televisión, después de un intento fallido de golpe de estado, lanzó el memorable “por ahora”.
De inmediato, enganchó a los miembros de la clase media que, en el fondo de sus corazones sentían envidia por no participar en los beneficios de la repartición del país que hicieron adecos y copeyanos. De esta manera, accedieron a las urnas a depositar un voto venganza. Para que un militar con mano recia instaurara el orden en este país plagado de corruptos.
Como vemos la obtención de fama en los medios masivos constituye un capital. Ese capital de reconocimiento y aceptación de las masas es una plataforma, posteriormente, el actor, el humorista, el cantante que se lance al ruedo político tendrá al igual que Napoleón demostrar que, además de saber complacer a las masas, tiene temple para la política.
Napoleón en su momento demostró ser un excelente militar, para después dejar constancia que, era un líder para conducir a una nación.
Benjamín Rausseo ha hecho reír por décadas al pueblo venezolano, es acreedor del afecto de las masas que distrae y evade de su realidad asfixiante. Ahora queda por demostrar si puede superar el reto de confrontación en el plano político. Amanecerá y veremos.
Mi finalidad más allá de alentar la diatriba política, es construir herramientas para la superación de la modernidad, mediante el reconocimiento de los instrumentos aplastantes que emplean las instituciones tradicionales para paralizar y hacer de hombres y mujeres repeticiones descoloridas de antepasados fosilizados.
Autor: ENRIQUE GUILLÉN NIÑO
Obras:
1.- Razones Para Abandonar La Razón. Editorial Comala. Caracas. Venezuela.
2.- Portarretrato de Una Voluntad Irresistible. Editorial Biblioteca
Nueva. Madrid. España.
www.enriqueguillen.com
e.mail: enrique@enriqueguillen.com
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