con simpleza he de escribirte esta noche:
posaré mi manos en tus extremos
para delinear la pereza
y haré cópulas de tus cerros.

Con pureza he de leerte una carta:
pondré a descifrar al viento mientras
oscila tu pensamiento.
Y me creeré poeta por primera instancia
para que recibas la fruta
del pensamiento quedado-
y así hablar contigo-.

Pondré puntos y comas
a sazon de agrado,
tanto asi,
que turbarán la manos.

Leeré la Biblia con los ojos hacia mí
y cantaré al ruiseñor
mientras el cato termina.

propondré mis terorías irrisororias,
risibles y chuscas al aire,
para disociar la mente con el sexo.

Mas, por memez iré Vagando
en tus palabras, hare sombra,
así, como la sobra del agua
que cae tan en gracia.

Y terminaré aca, pues, mis ojos irritados
no dictan a la mente.