Dios nos perdona, nos consuela, nos motiva a volver a empezar, pero también, y fundamentalmente nos enseña a vivir.

Muchas personas se alejan de la fe porque si bien pueden encontrar ciertas sensaciones, emociones dentro del mundo cristiano que los hacen tener un “alivio” momentáneo frente a sus problemas, sin embargo, no encuentran una orientación práctica que les otorgue herramientas para vivir el día a día.

En la actualidad existen muchas Iglesias, que llaman a los feligreses a congregarse, para que no pierdan la bendición de que sus estanques vacíos sean llenados con el tan solo hechos de asistir a la reunión. Con ello se genera una suerte de persona Iglo-dependiente, que como mencionaba anteriormente, encuentran alivio momentáneo, principalmente mientras dura la reunión y un par de horas después, pero luego, se genera la denominada angustia, (síntoma que ocurre con la droga), es decir, se eleva a la persona al máximo, exhortándole, consolándole y motivándole, pero luego, al volver al planeta tierra, es decir su propia realidad, la persona olvida el consuelo y ya no se siente motivada para enfrentar sus dificultades cotidianas y por tanto se siente tan o más angustiada como antes.

La palabra congregarse, en una de sus acepciones menos conocidas, significa entrelazarse, esto es vivir en permanente comunión, ser discípulo, Jesús no hablo mayormente a las masas, sino que principalmente se dirigió a personas con nombre y apellido.

Sus discípulos, además de compartir su mensaje, pudieron vivir con él. Y por medio de esta experiencia conocieron el estilo de vida de Jesús. El caminar de Jesús, sus silencios, sus acciones, su modo de tratar a la gente, a ellos mismos, de enojarse, de brindar afecto, de levantarse, comer, compartir, reírse, de orar, de ir al baño, hasta como llevaba su sexualidad, implicó todo un aprendizaje para quienes compartieron con el maestro en forma cercana, a esto se le puede denominar pastoreo práctico.

Puedes preguntarte, actualmente si tú estás siendo pastoreada, o solamente eres motivada. Si estás en la primera condición, es decir, simplemente no leerás esto, pero como lo estás leyendo, quiere decir que estás en la segunda condición, por tanto vas de altos a muy bajos, eres una persona tambaleante y de doble ánimo. Dejaste la Iglesia y de ves en cuando intentas volver a tu fe, pero no puedes. Crees en Dios, claro, pero tu forma de vida en la intimidad declara lo contrario, aunque en el fondo de tu ser deseas un cambio.

Yugo, es un herramienta de madera que se utiliza para juntar a dos bueyes, generalmente se coloca un buey maduro con uno joven, para que el joven, en medio de sus actos impulsivos se frene ante la experiencia del maduro, y de esta forma aprenda la técnica del arado. Si colocas a dos bueyes inmaduros, probablemente el agricultor nunca pueda arar la tierra, y probablemente ninguno de los bueyes aprenda a arar la tierra.

Metafóricamente, la palabra yugo se utiliza para describir la sujeción de una persona hacia otra. Jesús dijo; Vengan a mi los angustiados, cansados, y yo los haré descansar…Lleven mi “yugo” sobre ustedes y aprendan de mi, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para sus almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.

Necesitas ser pastoreada…necesitas el yugo de Jesús en tu vida, él es el buey maduro y tú el joven que necesita aprender a vivir el a día. Implica dejar el orgullo a un lado y poner en práctica la humildad para reconocer lo que el otro nos quiere enseñar y corregir. Vivir al estilo de Jesús es un arte, que se va desarrollando con el tiempo.

Este mensaje fue realizado para ti Andrea, no a la página de los cuenteros, si los demás lo leen, bien, pero lo importante es que te ayude a ti.

Esta es voz de Dios, y una manifestación del amor que tiene hacia tu persona, el que escribe es solo un instrumento en sus manos. Aunque te escondas, él te encuentra. Aunque tú no le llames el te llama.

Al que vive! por los siglos de los siglos, sea la gloria, el poder y el imperio, este el Dios que reina con autoridad y amor.

“Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”(Agustín)